Tras la eliminación de los Pelicans a manos de los Warriors, Anthony Davis se ha despedido de su primera participación en los Playoffs sin ganar un solo partido. Una circunstancia que el ala-pívot de tercer año no pasa por alto y que le hace despedirse con un sabor amargo. "En esta serie, el objetivo era ganar al menos un partido y no he sido capaz de lograrlo. Así que los récords individuales no significan nada ahora mismo. Hemos sido barridos y eso es algo difícil de digerir", destacaba tras un cuarto partido en el que firmó una hoja estadística sencillamente excelente: 36 puntos, 11 rebotes y 3 tapones.

Puede que, bajo la tuttela de Davis, los de New Orleans no hayan sido capaces de arañar un triunfo ante Golden State. Cierto, pero si echamos la vista atrás, ver a los pelícanos en la postemporada ya ha sido todo un premio. En una Conferencia tan salvaje y extramadamente competitiva como es la Oeste, este joven equipo logró el pase a los Playoffs dejando en la cuenta nada más y nada menos que a unos Thunder que si bien no contaron con Kevin Durant durante casi todo del año, sí que tuvieron a un Russell Westrook en modo MVP a lo largo de la mayor parte del curso. Es más, nadie puede negar que ante los Warriors la imagen dada por los Pelicans haya sido mala. Tenían perdido el primer partido y acabaron dando el susto en el último cuarto (con un Davis sobrehumano) a los de Kerr; tuvieron en su mano el tercero, aunque tiraron por la borda una renta de 17 puntos en los últimos seis minutos y acabaron cediendo ante un triple sobre la bocina de Curry que forzó la prórroga y en esta última madrugada consiguieron recomponerse para luchar hasta el último segundo por un duelo en el que llegaron a ir por más de 20 puntos abajo. En total, han ido por delante en el marcador en 65 de los 197 minutos que ha durado la serie. No está mal para ser un equipo que ha acabado encajando un 4-0.

Competir han competido, algo que no hubieran hecho sin Anthony Davis en el equipo. 'La Ceja' ha acabado por doctorarse en sus cuatro primeros encuentros de Playoffs. En ellos ha promediado 31,5 puntos (con un 54% en tiros de campo y un 88,9% en libres), 11 rebotes y 3 tapones en 42,8 minutos. Unos números simplemente asombrosos que le sitúan al nivel de tres hall of famers. Antes de él, sólo Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar y Bob McAdoo habían sido capaces de firmar el menos un 30-10 en sus cuatro primeros duelos de postemporada. Hacía mucho tiempo que un debutante en la batalla decisiva por el anillo no tenía un impacto semejante.

Y lo mejor para Davis es que apenas acaba de cumplir 22 años. Las alabanzas a su figura son una constante. "Realmente estoy muy agradecido por no tener que enfrentarme a él más este curso. Este chico será el MVP en los próximo años. Espero que tenga unas buenas vacaciones y que no mejore demasiado", comentó Steve Kerr, el técnico de los Warriors. "No había visto a nadie de 22 años con su capacidad de liderazgo", concede Monty Williams, su entrenador. Ahora, el número uno del draft 2012 y campeón olímpico ese mismo verano tiene por delante seis meses para seguir mejorando. El problema va a ser cómo soportar tanto tiempo sin poder disfrutar de sus 208 centímetros de altura driblar como un alero y dominar como un pívot. Así es Anthony Davis, el jugador del futuro ya es presente.