BOSTON CELTICS
Rondo y los Celtics son los indiscutibles reyes del pase
Mientras faltan por llegar las victorias, el estilo de Brad Stevens ha calado en Boston. Los 'orgullosos verdes' encabezan la clasificación individual y colectiva de asistencias.
Algo está cambiando en Boston y no, no se está percibiendo en la clasificación de los orgullosos verdes. No han perdido el hilo por entrar en los playoffs (todo apunta a que volveremos a vivir otro año en el que los últimos billetes en el Este van a cotizar a la baja, por debajo del 50% de vicotiras), pero su récord (3-6) no invita al optimismo. ¿O sí? Quien sea un seguidor regular de los Celtics se habrá dado cuenta que en este arranque de temporada el estilo del equipo ha cambiado, su intenso ritmo es entretenido y agradable de ver para el espectador. Y esto se traduce en puntos: los que ha traido el librillo de Brad Stevens. La impronta del joven técnico (38 años recién cumplidos) comienza a percibirse. La apuesta a largo plazo de Danny Ainge (seis años de contrato para un entrenador sin experiencia previa NBA) por quien dirigiera con éxito a la universidad de Butler está echando sus primeras raíces en su segundo curso en la Liga.
Al contrario que en la última y gloriosa etapa de los de Massachusetts, en la que estuvo al frente el querido, respetado y admirado a partes iguales por la afición del Garden Glen Doc Rivers, la primera opción en ataque está clara: correr. Stevens ha aprovechado la juventud de la plantilla (de los 11 hombres habituales en la rotación ninguno alcanza la treintena) para hacer de sus Celtics un grupo reconocible, dinámico y eléctrico. Sólo Dallas y Golden State promedian más puntos que la legenadaria franquicia de los 17 anillos (107,4 tantos por noche) y no hay equipo que dé más asistencias: 26,4 pases de canasta. Sólo Golden State (25,5) y Atlanta (25,1) pueden seguirles el ritmo. Una cifra que supera a las conseguidos cuando Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen eran miebros de la organización y que mejora las 21 asistencias entregadas la campaña anterior, en la que finalizaron en la vigésimosegunda posición. Un cambio bestial.
Las claves de esta mejora colectiva, más allá de su alegre estilo, residen en la ausencia de grandes egos (los cinco titulares acumulan medias superiores a los 10 tantos) y a un Rajon Rondo en plenitud. El base se lesionó durante su mejor momento en enero de 2013 y en estas primeras semanas ha vuelto a ser el que era: capaz de coquetear con el triple-doble una noche sí y la otra también.
Y, cómo no, vuelve a encabezar la clasificación individual de asistencias con 11,6: casi dos más que el siguiente (Chris Paul, con 9,8). Números que hablan de su capacidad para dejar aparcado su futuro (acaba contrato este año). Pero si algo se le echa en falta es que dé un paso adelante en los momentos decisivos de los partidos, que ejerza de líder autoritario y tome el timón del equipo. Si está dispuesto a ello (si Rondo se caracteriza por algo es por desconocer la palabra egoísta), quizá los orgullosos verdes hayan dado con la tecla para frenar la hemorragia de partidos perdidos en los últimos finales: como el esta última madrugada ante los Suns, han caído en cuatro duelos por cinco o menos puntos. Cosas de la juventud y nada que el tiempo no pueda corregir. Pero mientras el futuro sea quien ponga este proyecto en su sitio, por primera vez en meses encontramos en Boston motivos para la esperanza. Y a ritmo del altruismo de la pizarra de Brad Stevens.