La NBA y los 24.000 millones de su nuevo acuerdo televisivo
¿Por qué los jugadores tratan de repente de sortear los contratos más largos y buscan fórmulas para negociar nuevos acuerdos en los veranos de 2016 ó 2017? ¿Por qué LeBron James queda libre un año después de su regreso a Cleveland sólo para -en teoría- firmar un nuevo contrato con los Cavaliers? ¿Por qué ese contrato podría rondar los 200 millones de dólares o el que abrirá en 2016 Anthony Davis ha batido todos los récords actuales con 145 millones por cinco años? ¿Y por qué no eran descabellados los 56 millones por cuatro años que los Wolves le dieron a Ricky Rubio o los 70 por cinco que los Bucks le van a dar ahora a un jugador de clase media como Khris Middleton?
La razón está en la revolución que supuso para la NBA la firma hace unos meses de los nuevos contratos televisivos con Disney (que acapara accionariado de ESPN y ABC) y Turner (TNT). A aquel apretón de manos se llevó en unas cifras cercanas a los 24.000 millones de dólares por nueve años (desde 2016 y hasta 2025). Y acordó mantener el statu quo de partidos en ESPN, TNT y ABC, que además seguirá siendo la encargada de emitir la Final.
Para entender la magnitud de este acuerdo para la NBA, basta un dato: hasta ahora, Disney pagaba unos 485 millones y Turner unos 445 por temporada y en contratos que terminaban después de la próxima temporada (2015-16). En las nuevas cifras que se manejan el aumento anual de ingresos será superior al doble y quedará no muy lejos del triple. Y, como parte de esos ingresos va por convenio al bolsillo de los jugadores y se distribuyen a través de un aumento en el margen salarial de las franquicias, esta noticia no hizo sino reafirmar que en un año ese salary cap sufrirá un aumento exponencial que ahora se empieza a reflejar en contratos nunca vistos.
El tope salarial estaba en la 2014-15 en 63 millones. Saltará en la 2015-16 hasta un mínimo de 67 que podría llegar a 69 (el dato será oficial el 8 de julio) y se disparará definitivamente a partir de la temporada 2016-17, para la que ya espera una cifra en torno a los 89 millones de dólares. En decir, dentro de un año los equipos tendrán unos 26 millones más de dólares para distribuir su gasto anual en salarios de lo que manejaban hace apenas doce meses. Por eso LeBron James ganó la pasada temporada 20,6 millones pero aspira a retar con su próximo gran contrato esos 29 anualse que percibirá a partir de 2016 Anthony Davis, cuyo nuevo contrato es la cima actual de esta revolución salarial.
Los datos definitivos están pendientes de que se conozcan los detalles de la nueva gran inversión televisiva y como gestionará la NBA finalmente su trasvase a las cifras totales de salarios. Sin embargo, el beneficio para los jugadores parece inevitable toda vez que es suyo el 50% del BRI (Basketball Related Income), un balance de ingresos en el que entra directamente el dinero obtenido a través de contratos televisivos. Ese BRI, cuyo reparto fue uno de los grandes caballos de batalla en las negociaciones del último convenio colectivo, engloba los ingresos generados por NBA, NBA Properties y NBA Media Ventures, que incluye lo obtenido por venta de entradas, derechos televisivos y hasta explotación de parkings o palcos de lujo y venta de bebidas en los pabellones.