COPA DEL MUNDO
ESPN: ¿Ahora quién puede hacer sombra a Estados Unidos?
El periodista Mark Stein señala que tras la eliminación de España y el casi seguro adiós de esta generación, no existe nadie que pueda jugar de tú a tú con los NBA.
¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que se hace el periodista de la ESPN Mark Stein después de la sorprendente e inesperada eliminación de la Selección española de la Copa del Mundo y que puede suponer el adiós de la mejor generación de jugadores de nuestro país. Ya que aunque decidan exprimir un poco más sus carreras internacionales, los Juegos Olímpicos de Río (la próxima cita donde se podrían ver las caras España y Estados Unidos) serán en 2016 y Pau Gasol, Navarro..., es decir los chicos del ochenta, ya tendrán 36 años. Mucha tela contra un equipo NBA que puede regenerarse a la velocidad de luz gracias a su inagotable, joven y brillante 'cantera'.
Stein señala que en Estados Unidos se esperaba con mucha expectativa la ya imposible final entre estadounidenses y españoles, por un motivo principal: saber la vulnerabilidad del imberbere combinado norteamericano ante un conjunto veterano en mil y una batallas.
"LeBron y Carmelo y el resto apenas pudieron vencer a España la última vez (Juegos Olímpicos de Londrés) y ellos no jugaron en España. Con el equipo actual, si jugásemos10 veces, creo que sería un 5-5, o si se tratase de una serie a siete partidos, creo que se iría al séptimo. Pero el último partido sería en su campo", confesaba un mánager general de la NBA hace una semana.
La desaparición en el panorama internacional de una generación que fue un quebradero de cabeza para Jerry Colangelo y Mike Krzyzewski, al igual que la de Argentina, deja el panorama internacional yermo de rival fiable contra Estados Unidos. Ya no hay un monstruo debajo de la cama porque Francia, el actual campeón europeo y verdugo español, tiene en sus principales estrellas, Parker y Diaw, el mismo problema español: la edad. Ambos llegan ya a los 32 y es difícil que puedan llegar en su mejor momento a Brasil.
Stein, además, señala la consternación que significa la caída de España, pues el baloncesto internacional pierde la ocasión de ver a dos equipos enfrentarse en una lucha titánica y porque se abre una brecha casi insalvable entre Estados Unidos y el resto del mundo.