Gran mejoría
Ibaka explota y permite a Oklahoma vivir sin Harden
El salto de calidad de Serge Ibaka en la faceta ofensiva es la principal razón por la que los Thunder no echan de menos a su barbudo exjugador, James Harden.
Oklahoma City alcanzó las Finales de la NBA gracias a un núcleo de jóvenes que le auguraba un futuro esplendoroso: el gran Kevin Durant (24 años y máximo anotador las tres últimas temporadas); el alocado, pero portentoso Russell Westbrook (24); el carismático James Harden (23) y ese prodigio físico llamado Serge Ibaka (23). Los tres primeros convertían a los Thunder en una máquina ofensiva e Ibaka se encargaba de la defensa y el trabajo sucio, asumiendo un papel secundario en ataque.
Pero la magia se rompió en verano. Con Durant y Westbrook ya atados con contratos largos de superestrella, Oklahoma City tuvo que decidir si renovar a los otros dos y pagar el impuesto de lujo por sobrepasar los límites salariales o decantarse por uno. Contra pronóstico, eligió a Ibaka, dándole 49 millones por cuatro temporadas, y traspaso a Harden a Houston a cambio de un anotador unidimensional como Kevin Martin, una promesa (Jeremy Lamb) y dos rondas del draft. La decisión fue recibida con críticas y los Thunder se cayeron de muchas quinielas para ganar el anillo. Pero Ibaka se ha empeñado en demostrar que su equipo acertó con una explosión ofensiva tremenda.
Aunque Harden deslumbra en los Rockets (25,4 puntos), Oklahoma no le añora. Hasta la derrota del jueves en Minnesota encadenaba doce victorias y es el mejor equipo de la NBA con un balance de 21-5. Martin suma desde el banquillo, pero el que ha dado una nueva dimensión al ataque de los Thunder es Ibaka, que ha pasado de promediar 9,1 puntos a 14,2. Asume tres tiros más que antes y su lanzamiento a media distancia es una garantía, mientras sigue siendo el mejor taponador de la liga. Suena para el All Star y, si decide acudir con España al Europeo, resulta extraño pensar que Orenga pueda renunciar a él por Mirotic. Este Ibaka es ya toda una estrella.