Final Four | Real Madrid 63 - Maccabi 82

El Real Madrid paga la novatada en Barcelona

Al Real Madrid le costó 15 años volver a meterse en una Final Four, pero su sueño europeo no pasó de semifinales. Perdió ante un Maccabi Tel Aviv muy superior, en un partido en el que sólo Felipe Reyes y Ante Tomic estuvieron a la altura de la cita.

DECEPCIÓN. Los jugadores del Madrid se reunieron tras la derrota para saludar a la afición. Fischer, Tomic, Mirotic y Llull, hundidos.reportaje gráfico: rodolfo molina

En la Copa de Europa moderna, en esta Euroliga, para presumir de título debes haber caído antes en unas cuantas Final Four. Es la cruda realidad, con la que se topó ayer de bruces el Real Madrid. El estruendo aún resuena. Les pongo ejemplos: al Maccabi de los cinco mil seguidores en el Sant Jordi lo han mandado para casa ocho veces en esta ronda; al CSKA, otras ocho; al Barça, nueve; y al gran Panathinaikos, favorito en la final de mañana, cinco.

El Madrid recibió ayer una lección de esta nueva historia, la que desconocía por haber faltado a clase los últimos quince años. Quizá le sea útil más adelante, si hay ocasión, porque el deporte es cruel y a veces quince y quince son treinta.

Y lo peor para el Madrid fue que, pese a la paliza, el Maccabi­ era un rival al que se le podía hincar el diente. Pero la nave blanca naufragó con todos los marineros, sólo Tomic y la garra eterna de Reyes estuvieron a la altura. Nervioso Llull de salida, precipitado hasta la histeria Tucker, desafortunados Mirotic y Suárez, descentrado Fischer, invisible Sergio y superado Prigioni, con un ritmo lentísimo, sin soluciones ofensivas y una pobre circulación de balón. Con zona o sin zona enfrente.

Apenas el rebote salvaba a los de Molin, y eso que su puesta en escena -lo único positivo- había atendido al guión. El Maccabi no se desmadraba, nada de carreras. Los blancos manejaban el ritmo y el marcador (4-0, 10-8). Poca fluidez, sí; aunque menos aún en las filas enemigas, con Schortsanitis anulado. Pero Tomic se fue al banco y su equipo se colapsó. Con el tercer triple de Pnini­ y un mate en transición de la mole llegó el primer amago de ruptura: 22-14. A partir de ahí el Madrid jugó con la soga al cuello, aunque en sus sueños guardaba opciones: 43-41. Fue el talento de Eidson quien se las cargó. Su robo a Fischer en un saque de fondo y el 2+1 posterior hirieron de muerte al Madrid: 53-43. KO blanco y exhibición final amarilla, de sus bajitos.

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