Baloncesto | La intrahistoria

Ignorar la Final Four será ahora misión imposible para Barcelona

No va a ser un plato de buen gusto para los culés ver al Madrid de baloncesto, ese equipo que pierde ante el Barça­ nueve de cada diez veces que se enfrentan, tomar el Palau Sant Jordi para jugar una Final Four que estaba destinada a mayor gloria del equipo de Xavi Pascual.

A pesar de que los barceloneses hemos desarrollado un asombroso sexto sentido que nos permite ignorar la mole de la montaña de Montjuïc pese a tenerla delante, será misión casi imposible obviar que el Madrid se va plantar allí para jugar por la Copa de Europa.

Y eso que la capacidad de hacer a Montjuïc invisible está sobradamente demostrada para la parroquia barcelonesa. El miércoles mismo, sin ir más lejos, actuaba en el Sant Jordi el tal Justin Bieber ante unos 18.000 portadores/as de hormonas en estado de ebullición. Y si no es por los telediarios, la cosa hubiera pasado inadvertida en la ciudad. Otro ejemplo: el Espanyol se pasó años jugando en el Estadi de Montjuïc, y el Ajuntament le ignoró completamente. Y por remontarnos a la historia, Barcelona dejó pudrirse ese estadio, que acabó en ruinas antes de que los Juegos del 92 lo volvieran a poner, momentáneamente, en el mapa. Ahora, vuelve a ser un mamotreto olvidado.

Pero tres días de Final Four y con el Madrid en Barcelona se hacen difíciles de ignorar por mucho que el experimento anterior, en 1996 con triunfo de la Virtus, pasara tan inadvertido como Bieber.

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