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Un Real Madrid infalible

El Blancos de Rueda resistió un cuarto al líder de la ACB, que suma nueve victorias en nueve partidos y dio una exhibición en cuanto engrasó la maquinaria defensiva y afinó la puntería. El recital de triples de los blancos desmoronó a un Valladolid trabajador pero inferior, rendido mediado el tercer cuarto con el partido ya roto por completo (36-56). Velickovic y Garbajosa, los mejores.

GRAN GARBAJOSA, GRAN REAL MADRID.

Cincuenta veces se han enfrentado Real Madrid y Valladolid en ACB y sólo nueve ha ganado el equipo vallisoletano, que durante un cuarto (22-18) pareció capaz de meter en problemas a este pletórico -camino de todopoderoso- Real Madrid. Sus dos victorias en ACB habían coincidido con los dos partidos que terminó con ventaja en el primer parcial. El dato, anecdótico, fue finalmente un espejismo para el equipo de Porfi Fisac, que mostró un aspecto saludable y batallador durante muchos minutos pero se rindió a la evidencia en un partido que duró dos cuartos y medio.

Para el Blancos de Rueda la tarde tuvo mucho de tortura psicológica: cuanto más remaba, más lejos estaba la orilla; Cuanto más trabajo, más distancia adversa en el marcador. El consuelo es que su liga pasa por otros partidos y sus posibilidades de superar al Real Madrid por encontrar al equipo de Messina en un mal día, con el paso cambiado. Por mucho que sume, la balanza le resultará imposible de equilibrar si pasa por su camino un Real Madrid concentrado, intenso y letal en el tiro: 16/26 en triples, 15 en los tres primeros cuartos, en ruta finalmente frustrada hacia el récord ACB (18) de Fuenlabrada, DKV y, desde la semana pasada, Barcelona.

Es cuestión de presupuesto, de plantilla, de posibilidades. Y por eso al Real Madrid le sobraron dos cuartos: regaló el primero todavía sin desperezarse, sin la actitud adecuada, y dejó transcurrir el último, con el hachazo final ya asestado (51-72 tras treinta minutos). Tranquilidad para este Madrid hasta ahora imbatible y tranquilidad para Messina, que terminó satisfecho después de empezar de los nervios ante las ausencias iniciales de su equipo (20-15) que regalaba el rebote, concedía segundas opciones, dejaba circular y tirar cómodo y se plegaba al ritmo del talentoso pero discontinuo Chase, que tiró de su equipo junto a otro jugador de excelentes maneras, Battle, y un enchufado de inicio Isaac López. Con actitud defensiva y buena selección ofensiva, el Valladolid se permitió un primer cuarto brillante con el Polideportivo Pisuerga en llamas.

Pero el arranque del segundo cuarto desmontó la esforzada conspiración morada para derrocar al líder. Se vio en las primeras jugadas y los datos fueron síntoma: el Valladolid no cometió ninguna falta hasta la última jugada del primer parcial y no concedió puntos del backcourt rival hasta un tiro libre de Bullock en la misma acción. Pero en el arranque del segundo cuarto cometió dos faltas en la primera jugada y recibió dos triples, Bullock y Prigioni, que iniciaron el festival. En esos diez minutos el Real Madrid firmó un imponente 7/10 en triples, rumbo a los 16/26 finales. Con Bullock a la cabeza y un juego interior pequeño por las faltas de Lavrinovic, el equipo de Messina arrancó en versión coral tras un inicio de partido en el que había vivido a costa de Velickovic, pura clase balcánica y 10 puntos de salida con el manual de movimientos sobre la mesa. Al final: 21 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias. Extraordinario.

El Valladolid entró en colapso ante una defensa blanca cada vez más intensa y dejó de producir con fluidez. Sus puntos llegaron con cuentagotas y en acciones cada vez más individuales. En paralelo, su esfuerzo defensivo era castigado por el recital exterior de un Real Madrid que gestionó la demolición anímica de su rival con un rosario de puntos en últimos segundos de posesión, haciendo inútil el esfuerzo rival a base de buena dirección, paciencia y perfecta selección de tiro.

Como acostumbra, el Real Madrid metió la marcha definitiva tras el descanso. Tres triples de Garbajosa (21 puntos, 28 de valoración) ponían definitivamente tierra de por medio y desactivaban el ambiente de un pabellón que asumió la realidad y disfrutó de los detalles que seguía dejando Chase (21 puntos, pura chispa playground) para un Valladolid digno y orgulloso, que siguió en el partido y cumplió con su parte. Lástima para ellos que el Real Madrid no estaba por la labor y no bajó nunca la guardia mientras repartió minutos en un último cuarto en el que jugaron Dasic y ese jugador al que cuesta tanto reconocer en su rol actual, Hervelle.

El partido, en definitiva, exhibió una vez el gigantesco nivel que ha conseguido Messina en tiempo récord y demostró que la ACB marcha embalada hacia una guerra privada a la que Real Madrid y Barcelona no dejarán pasar a ningún invitado. Estas victorias sirven para mantener la cabeza, para perfeccionar engranajes y lucir armas, extraordinarios Garbajosa y Velickovic, racheado pero letal Bullock. Suficiente para el Real Madrid, que no necesita decir nada. La clasificación, líder y ya 9-0, habla por él.

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