POLÍTICA

La inteligencia británica avisa sobre el sistema sanitario ruso: “Seguirá agravándose”

Reino Unido asegura que los soldados heridos están colapsando los hospitales rusos. Los civiles, con “dificultades” para acceder a la sanidad.

SPUTNIKvia REUTERS

La Inteligencia militar británica, dependiente del Ministerio de Defensa, ha explicado este domingo que la guerra en Ucrania está sometiendo a una gran presión al sistema sanitario de Rusia y en especial a los pacientes civiles, que han visto en los últimos meses cómo el acceso habitual a la atención médica se ha ralentizado sensiblemente.

“La población civil, muy probablemente, está padeciendo el impacto de la guerra contra Ucrania sobre el sistema sanitario”, ha señalado el Ministerio de Defensa británico en su último informe del conflicto, publicado en su cuenta de la red social X. El Ministerio cita a medios rusos que hablan de “dificultades” para la población civil “a la hora de acceder a servicios médicos en todo el país”.

Asimismo, los medios hablan también de “una escasez de productos médicos, así como de antibióticos de amplio espectro”. “La guerra seguirá agravando esta situación conforme los hospitales del país sigan atendiendo a personal militar herido”, añade el Ministerio, antes de indicar que “el Gobierno ruso se está viendo obligado a reducir el espacio sanitario civil en todo el país por la falta de personal y las dificultades económicas”.

El sistema sanitario ucraniano, contra las cuerdas

Pero en el conflicto, Rusia no es ni de lejos el único bando que ve cómo su sistema de salud colapsa. Los números de pérdidas ucranianas la superan con facilidad. Según datos de la ONU, desde el inicio de la guerra, hace ya casi dos años, se han registrado 1.435 ataques al sistema de salud de Ucrania, y se ha producido el asesinato de 112 trabajadores sanitarios. Por otro lado, al menos 10 instalaciones han resultado dañadas en la última ola de ataques aéreos.

“Además, más de 3.000 instalaciones educativas también han resultado dañadas o destruidas, y muchas de las que quedan se utilizan ahora para alojar a personas desplazadas o como centros de distribución de ayuda. Como resultado, casi un millón de niños no tienen un acceso seguro y confiable para continuar su educación”, señala el informe de la ONU.

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