Quetzaltenango, la pujanza de Guatemala
La segunda ciudad de Guatemala es sede del Xelajú, uno de los equipos más importantes del país. Además, pudo ser sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
145,637 habitantes. Más de 600,000, si se toma en cuenta la zona metropolitana, según el Instituto Nacional de Estadística de Guatemala. Es la pequeña, la apacible, la colorida, la amerindia Quetzaltenango, la que arrasó la Revolución quetzalteca de 1897, la que quedó destruida tras el terremoto de San Perfecto en 1902. La ciudad que oposita a la capital, la Ciudad de Guatemala, gracias a su herencia indígena, y a su ansia revolucionaria: el Estado de los Altos, con capital en Quetzaltenango, se independizó de la naciente Guatemala mediado el Siglo XIX. Una ciudad que vibra no solo al repicar de las campanas de la Iglesia de Yurrita, sino con los goles del Xelajú (nombre de la ciudad en quiché, nombrada así en los códices mayas), los 'Superchivos'.
El 'Xela' es el equipo más ganador fuera de la capital guatemalteca, un club con serias aspiraciones para ser considerado uno de los grandes del fútbol local. Campeón de liga en cinco ocasiones, solo aparece por debajo del Aurora y los dos gigantes del país: Comunicaciones y Municipal. A su palmarés suma dos Copas, un subcampeonato de Uncaf y algunas apariciones notorias en la Concacaf Liga de Campeones. Sus colores rojo y azul, un símbolo de la provincia guatemalteca, oposición al poderío capitalino, están inspirados en la bandera del Estado de los Altos; un pequeño guiño al independentismo. El indigenismo también guarda un lugar preponderante en el folclor del equipo, al conservar el nombre milenario de la ciudad en la época del esplendor maya.
El brasileño Israel Silva es el máximo goleador en la historia del equipo y el talentoso Mauricio Quintanilla desparramó su buen golpeo de balón vestido de rojo y azul. Pero la figura histórica es Mario Salvador Camposeco, oriundo de la ciudad, quetzalteco de nacimiento, pionero y fundador del equipo (nació en 1942), con el que militó por nueve años (1940-1950). El primer ilustre seleccionado guatemalteco aumentó su mito al morir en un accidente aéreo en 1951. El golpe para la ciudad fue tal que el equipo rebautizó al equipo. Desde entonces, el nombre oficial es Xelajú MC, por las iniciales de Mario Camposeco. Y, por supuesto, el estadio, un hervidero de humo rojo, usualmente a rebosar en las tribunas, ostenta orgulloso el nombre del ariete. Inaugurado en 1948, remodelado en 1999, las gradas de las cabeceras en 'U', alejadas de las porterías, y sus gradas laterales, bajas, descuidas, casi sobre la línea de cal. El Mario Camposeco es un infierno para quien lo visite. No solo tiene de frente al Xelajú, sino a la autodenominada 'mejor afición de Guatemala', 11,000 personas que destrozan la garganta por los 'Superchivos'.
El 'Xela' hace latir Quetzaltenango pero las aspiraciones de la ciudad son aún mayores. La Selección nacional ya ha disputado partidos de eliminatoria mundialista en el Mario Camposeco que, además, ya es una sede usual de encuentros de Concacaf Liga de Campeones. Quetzaltenango quiso asomarse al mundo al postularse (y ganar) como sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. El gobierno de la ciudad había prometido la construcción de un nuevo estadio para 30,000 personas e instalaciones para la natación y deportes de salón, como voleibol y baloncesto. Sin embargo, en diciembre de 2013, el Comité Olímpico Guatemalteco renunció a la sede, al aquejar problemas de presupuesto para cumplir las exigencias de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe. La oportunidad se escabulló, y Barranquilla, Colombia, tomó la estafeta. Eso sí, la ciudad permanece como el lugar de entrenamiento predilecto del más grande atleta guatemalteco de la historia: Erick Barrondo, plata olímpica en la marcha de 20 kilómetros en los Juegos de Londres 2012. Su altura (2,230) la hace idónea para el entrenamiento de alto rendimiento. Las esperanzas del deporte guatemalteco está en 'Xela'.