James Harrison no pertenece al Hall of Fame de Canton
Después de 15 campañas en la NFL, James Harrison anunció su retiro. Lo hizo en redes sociales (Instagram, para ser precisos) porque está de moda hacerlo por esa vía y porque supongo que es la manera más fácil y directa de comunicárselo a la afición.
Harrison fue un temible linebacker que jugó 13 años y medio con los Steelers; también lo hizo con los Cincinnati Bengals y la campaña pasada la terminó con los Patriots.
Es el líder de todos los tiempos en Pittsburgh con 80.5 capturas de quarterback.
Por supuesto, su momento inolvidable es aquella intercepción a Kurt Warner que regresó 100 yardas hasta el touchdown en el Super Bowl XLIII, la más larga en la historia del evento.
En 2008 fue nombrado Defensivo del Año; entre 2007 y 2011 fue invitado en cinco ocasiones en fila al Pro Bowl, y dos veces fue elegido primer equipo del All Pro (2008 y 2010).
También será recordado como un jugador sucio, que jugó al filo del reglamento y cuyas intenciones parecían ser muy claras: lastimar al oponente.
Su historia de multas y suspensiones no es corta.
Todo comenzó en septiembre de 2010, cuando Harrison fue multado con 5,000 dólares tras una tacleada a Vince Young en la que tomó al quarterback de los Titans de las piernas (mientras también era golpeado por Brett Keisel y Aaron Smith) y lo hizo dar una aparatosa vuelta en el aire para caer de cabeza.
Increíble, pero no hubo pañuelo de castigo en la jugada.
Un mes después, Harrison golpeó brutalmente en la cabeza a Mohamad Massaquoi, receptor de los Browns, que se quedó tendido unos minutos en el campo, aparentemente conmocionado. El linebacker de los Steelers fue multado con otros 75,000 dólares.
Días después, Harrison dijo: “Voy a sentarme con mi coach mañana y tener una conversación seria para saber si puedo jugar bajo las reglas de la NFL. Si no, creo que voy a tener que retirarme”.
A finales de octubre de 2010, Harrison fue castigado por golpear a Drew Brees por la espalda cuando el quarterback de los Saints ya había lanzado el balón. Además de las 15 yardas en el campo, el comisionado Roger Goodell ordenó una tercera multa a Harrison, ahora de 20,000 dólares. Tres sanciones y 100,000 dólares.
En noviembre de ese año, Harrison golpeó a Ryan Fitzpatrick, entonces quarterback de los Bills, en el pecho. Sí, castigo y multa de 25,000 dólares.
En diciembre de 2011, en una jugada rota en Cleveland, el quarterback Colt McCoy salió de la bolsa de protección y un instante después de lanzar un pase a la banda fue golpeado en la cabeza por Harrison. McCoy se quedó inmóvil unos minutos y el linebacker de los Steelers fue suspendido un partido, convirtiéndose en el primer jugador suspendido por un golpe ilegal.
El 30 de agosto de 2014, Harrison anunció su retiro por primera vez, pero tras una lesión de Jarvis Jones al inicio de la temporada regular, Pittsburgh firmó nuevamente al veterano.
Fue su tercera campaña en fila sin multas ni suspensiones.
Luego vino un escándalo desatado por Al Jazeera y un documental intitulado “El Lado Oscuro”, cuya investigación era acerca del dopaje en el deporte y señalaba, entre otros, a Peyton Manning, Harrison, Julius Peppers y Clay Matthews.
Pero la NFL no encontró suficiente evidencia para castigar a los jugadores mencionados en el documental.
La polémica ha estado cerca de Harrison y ahora la pregunta es si pertenece o no al Salón de la Fama.
Más allá de las multas y suspensiones, su total de capturas parece no ser suficiente. Harrison terminó su carrera con 84.5, muy lejos de los monstruos de Canton, como Richard Dent (137.5), Chris Doleman (150.5), Kevin Greene (160), Claude Humphrey (122), Rickey Jackson (128), John Randle (137.5), Warren Sapp (96.5), Bruce Smith (200), Michael Strahan (141.5), Jason Taylor (139.5), Derrick Thomas (126.5) y Andre Tippett (100), por mencionar algunos.
Kevin Green, quien también jugó 15 años en la NFL, se retiró en 1999 y tuvo que esperar 17 años para ingresar al Salón de la Fama.
Sin importar si era sucio o fue una campaña en su contra, James Harrison no pertenece a Canton.