Once conos
Eso es lo que necesita exactamente este Real Madrid. Me aprovecho de la provocación de Gerard Piqué denominando ‘cono’ a Álvaro Arbeloa para demandar la presencia de once ‘Arbeloas’ a las órdenes de Rafa Benítez. Y no lo hago por la calidad del futbolista, que obviamente está lejos de su mejor momento, sino por su actitud, siempre fiel a su club y muriendo en el campo. Que nadie se engañe, lo que le falta a esta plantilla es una actitud correcta y menos divismo sobre el terreno de juego.
Tradicionalmente al Real Madrid siempre le ha caracterizado la lucha y la entrega durante los noventa minutos, una imagen muy alejada de lo que estamos viendo en esta campaña. Cuando el grupo de tus jugadores vale seis veces más que los que están frente a ti sólo hay un factor que puede igualar o inclinar el partido a favor, la intención de darlo todo y de ser humildes, el esfuerzo que no debería ser negociable ni exigible. Los jugadores blancos están irreconocibles, quizás nadie les haya sabido explicar lo que supone la filosofía de la institución que defienden.
La oportunidad que se presentó para volver a la pelea directa por La Liga no puede saldarse con un solo disparo a puerta (el peor registro de esta temporada), tampoco encajando el gol más tempranero porque el rival sale desmelenado. Son síntomas tangibles de que el camino elegido por los jugadores blancos no es el correcto. Rafa Benítez se puede equivocar en muchas cosas, como ‘prostituir’ su once inicial en función de lo que cree que agrada a la opinión pública o al presidente. También le pueden acusar de primar la defensa sobre el ataque o de que las sustituciones en los partidos pueden mejorarse… Es sencillo echar la culpa del accidente a quien pilota el avión si no sabes que alguien olvidó ponerle combustible. Que nadie se equivoque porque Benítez no es culpable, es responsable, como lo es siempre el que ocupa esa silla eléctrica que supone el banquillo del Real Madrid. Será el primero en salir por la puerta si la maquina no funciona, y sabedores de esto, los jugadores viven en su particular paraíso alejados del dedo que señala.
El ejemplo más claro lo encontramos, sin ir más lejos, en el Madrigal. La diferencia principal entre una primera parte lamentable y una segunda mitad de empuje radica exclusivamente en la acción que los jugadores quisieron otorgarle al planteamiento. A esto se le llama implicación, y al Madrid no se le puede reprochar mucho tras la reanudación más allá de la ansiedad por ver cómo el tren blaugrana y rojiblanco se alejaba. El timón seguía dirigiendo hacia el mismo lugar pero la fuerza del motor fue mayor y por ello quedaron en evidencia, por eso la zona mixta de este domingo en Castellón era un funeral a juzgar por los rostros de los protagonistas.
Esa actitud en el campo no es más que el reflejo directo de lo que sucede fuera del mismo. Tal y como ya sucediera en la anterior etapa presidencial de Florentino, los jugadores se ven cómodos en la situación de tener hilo directo con la directiva-presidente. Este puente se salta por completo al técnico y le deja desnudo, por lo que es inevitable que la autoridad de Benítez sea total. Una vez llegados a este punto, la táctica, el planteamiento, la estrategia… todo da lo mismo.
No basta con que Florentino manifieste públicamente su apoyo al técnico y le de permiso para alinear a quien quiera, el simple hecho de aclararlo en una sala de prensa es de película de ciencia ficción. Cortar la comunicación directa de la cúpula con los hombres importantes del vestuario se antoja como una necesidad, hasta ese momento la autoridad de Benítez no será completa y el problema de actitud seguirá ahí. Es importante que los jugadores se encuentren solos y obligados a dar el paso adelante, sin excusas, sin colchones.
Sólo así se puede conseguir que los guiños a Ancelotti se corten de raíz. Está bien que la plantilla guarde relación y contacto con el técnico que los hizo campeones de Europa, pero la página ya pasó y muchos todavía se resisten a leer el siguiente capítulo de la novela. Ronaldo hablaba maravillas del técnico italiano: “todos los jugadores del mundo deberían ser entrenados al menos en una ocasión por él”, incluso le llamaba de manera cariñosa “Gran Oso”. Benítez también recibió buenas palabras del portugués, pero pierden el sentido después de lo que dijo de Ancelotti. El ejemplo es bien claro, puedes estar muy bien con tu pareja actual y transmitir tu cariño, pero si cada vez que te preguntan por tu ex no dejas de decir lo guapo o guapa que es y lo maravillosos que fueron aquellos años, seguramente tu cónyuge se sienta desprotegido y acabe por hartarse.
La situación del Real Madrid la hace más dura el hecho de que todavía nadie pueda contestar a las provocaciones de Piqué, la situación institucional y deportiva del club blanco no ayudan a sacar pecho mientras que el buen momento de los dos eternos rivales lo hace aún más doloroso. Conos aparte, lo cierto es que la temporada aún tiene vía de escape, con cinco meses por delante, centrados en La Liga por el ridículo de la Copa y con la Roma esperando un cruce asequible en Champions, el margen de mejora es amplio pese a la mala pinta del enfermo. Todo pasa por dejar de ser irre-cono-cibles.