Salud

Un experto cuenta los secretos para ponerse en forma sin dejar los placeres de la vida: “Controlar lo controlable”

Harry Cox, director de uno de los gimnasios más importantes de Londres, resalta la importancia de la planificación y de la disciplina.

Luana Andrade, amiga de Gabriel Medina, en el gimnasio

Conseguir encontrar un equilibrio entre la vida personal y la profesional es uno de los grandes retos del siglo XXI. La cantidad de estímulos, especialmente según se va entrando en la vida adulta, complican sobremanera dedicarle tiempo a cultivar el ‘yo’, tanto de forma física como en su ámbito mental.

Ser capaz, por tanto, de hacerlo siendo una persona cuyo trabajo es completamente inestable y consta de horarios variados y viajes constantes de empresa dificulta la situación todavía más. A no ser que tengas dinero y puedas permitirte un entrenador como Harry Cox, el director de uno de los gimnasios más importantes de Londres, el Club Q.

El profesional ha concedido una entrevista a ‘Business Insider’ en la que ha reflexionado sobre un caso de éxito reciente: el del director de una cadena hotelera. “Solía hacer ejercicio, pero sus sesiones no estaban estructuradas y no eran eficientes. Gracias a mi trabajo, perdió 7 kilos en año y medio”, explica.

Para ello, además, ni siquiera tuvo que dejar algunos de sus vicios favoritos, como beber alcohol en reuniones de trabajo o prescindir de las comidas de empresa. “La clave es la disciplina, afrontar todo con la actitud adecuada”, subraya el protagonista.

Así son las sesiones de trabajo

Los entrenamientos de fuerza de Cox se repiten cuatro veces a la semana. Por ello, el domingo elabora una planificación con todos los ejercicios de cada día y busca gimnasios por el mundo en los que sus pupilos puedan entrenar. “Intento que no se lesione y su cuerpo esté sano. Si está muy cansado, elimino ejercicios que fatigan más al cuerpo”.

Las comidas son muy importantes. Desayuno alto en proteínas como un plátano y un batido; un almuerzo en el que combinar carnes blancas con verdura y cenas que también apuntan en esa dirección. Además, en los eventos, tan solo evita los productos más grasientos, como chuletones o algunos guisos. “Solo podemos controlar lo controlable”, asegura Cox.

Ni siquiera tuvo que dejar el alcohol su pupilo. “Consumía cinco noches a la semana y le pedí que lo dejara en dos. Dejó de beber cerveza, que es más calórica, y se pasó al vino”. Finalmente se dio cuenta de que toda esa ingesta, además de la de la comida, le dificultaba mucho perder peso.

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