El mejor bocadillo de calamares de España: no está en Madrid
El bar O’Eironciño, en Ourense, se ha consolidado como el mejor lugar para degustar este icono de la gastronomía española.

El bocadillo de calamares es todo un icono de la gastronomía de España, especialmente de Madrid. Esta popular comida se remonta al siglo XVIII, con la llegada de la Cuaresma y la prohibición de comer carne, que era sustituida por el pescado. El bajo precio de este molusco hizo que pronto se popularizase en la capital.
Aunque en Madrid existen icónicos lugares donde degustar esta comida típica, especialmente en los aledaños de la Plaza Mayor, la realidad es que el mejor bocadillo de calamares no está en esta ciudad, sino en Ourense. Más concretamente en el bar O’Eironciño, un establecimiento que ha conseguido asentarse como todo un referente gastronómico de la zona, situado en la Rúa Santo Domingo, 4.
La frescura de sus ingredientes y su técnica de cocinado hace que sea toda una experiencia gastronómica. En el caso del bocadillo de calamares, destaca especialmente el crujiente del rebozado que contrasta con la ternura del pan. Este establecimiento abrió sus puertas en 1960 y ha logrado mantenerse como un icono durante décadas.
Una amplia variedad de platos
Aunque el bocadillo de calamares es su plato estrella, también destacan otros como las croquetas de jamón, las patatas con alitas de pollo y chorizo, la ensaladilla, los chicharros, las patatas bravas o los callos, entre otros. En definitiva, un amplio menú que se adapta a los gustos de cualquier persona, ideal para ir con amigos o en familia.
No obstante, aunque el bocadillo de calamares es típico de Madrid, en España existen numerosos lugares donde disfrutar de este manjar, entre estos destacan algunos como Bocanegra (A Coruña), Casa Rúa (Madrid), Probar - El buen bar (Alicante), Entrepanes Díaz (Barcelona), Las tres BBB (Segovia) o el Bar Los Buenos Amigos (Elche).
A pesar de que se considera que el origen del bocadillo de calamares data del siglo XVIII, a día de hoy existen numerosas teorías sobre su origen, por ejemplo, debido a la influencia de la gastronomía andaluza en la capital. En los años 60 del pasado siglo, este bocadillo tuvo un importante boom especialmente entre los jóvenes, principalmente debido a su bajo precio.
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