Santi Balmes: “¿Lamine? El Barça es como el tipo chalado al que le toca la lotería dos veces”
El cantante de Love of Lesbian conversa con AS a propósito del concierto con el que el 1 de noviembre cerrarán La Hermandad Tour en Madrid sobre su carrera, sus inicios, el futuro que viene, con parón, y de su pasión por el Barça.

“Es que en este grupo todo ha sido surrealista”. La frase queda en el aire mientras ese hombre de mirada límpida se encamina hacia el ascensor de este hotel en Madrid, a los pies de Príncipe Pío, con su guitarra a la espalda. La funda, con rozaduras en las esquinas y la piel cuarteada, vivida, como si contara en sí misma los años de la banda. 25 ya. 25 años desde aquel otoño de 1997 en el que comenzó a andar este grupo al que ese hombre de mirada azul le pone la voz y las letras. Con ese nombre que se enreda en la boca, Love of Lesbian, producto de un lapsus: ocurrió que una vez que ese hombre al que ya ha succionado el ascensor para llevarle a la calle, a programas, entrevistas y grabadoras en rojo on, a una semana sin fin de promoción en Madrid del concierto el 1 de noviembre en el Movistar Arena que cerrará una gira de conciertos que son más que conciertos, grabó sin querer una cinta pornográfica de lesbianas en la de su propio bautizo. Se llama Santi Balmes (Sant Vicenç dels Horts, Barcelona, 1970) y su banda es historia de la música. A la altura de los inolvidables. De los Sabina, Serrat, Mecano, Héroes del Silencio, Vetusta Morla. Mirada universal / De alcance personal / Me hipnotizó por fin / con su verso letal. Con canciones que les cuentan y te cuentan de las que acompañarán toda la vida, aunque ellos, por un tiempo, vayan a vivir “un paroncillo”.
La banda que comenzó cantando en inglés y teloneó a The Cure en su gira Dream Tour 2000 por España, elegidos por el propio Robert Smith, santo y seña de esto. “Llevábamos cuatro conciertos”, confiesa el Santi de 25 años después, con miles ya en la guitarra de su espalda. Y en su funda. Fue en 2005 cuando, con Maniobras de Escapismo, dieron el giro al español (tras Microscopic Movies, It is Fiction? y Ungravity) para quedarse a vivir para siempre en tantas vidas. Distintos, disruptivos y auténticos, con canciones llenas de cotidianidad y verdades como puños entre metáforas profundas fueron calando como lluvia fina, que parece que no moja pero empapa, mientras sus conciertos crecían y crecían en público hasta hacerse legión. “Estuve en Londres, Buenos Aires, México / Me bañé en el Sena, y sí, vuelvo con la conclusión / En todos esos cielos brilla igual nuestra luna llena / Y tú sigues siendo la mejor”, que dice Pizzigatos. Ellos. Diez discos después de The Cure, su Ejército de Salvación es el último antes de un parón. Ese disco sobre el que Santi Balmes se sienta hablar con AS en un sofá chéster a propósito de ese concierto del 1 de noviembre en el Movistar Arena, Madrid, que cerrará la gira la Hermandad Tour tras la que la banda se despedirá un tiempo de los escenarios, después de estos 25 años que le han dejado alguna arruga en la frente pero no en la sonrisa, chispeante. Tan límpida, directa y cercana como sus ojos. Esas letras siempre mucho más allá de la superficie.
Sé a dónde voy sin saber que fui / Ya tan solo hago el camino que germina en mí.
La Hermandad Tour llega a Madrid el 1 de noviembre. Prometen muchas colaboraciones.
Santi Balmes: Sí, es un disco que casi obliga a llevar amigos. Estamos estudiando qué tipo… ¡No, es broma! (ríe). Pero sí quién va estar disponible porque tenemos la suerte barra desgracia (hace el gesto de las comillas con los dedos) de que todos con los que hemos contado en este disco tienen una agenda particularmente complicada. Tampoco nos importa que sean ellos siempre que sean amigos, gente que admiramos. Es que admiramos a mucha…
Ejército de Salvación es el título del disco. En un momento en el que la gente necesita sobre todo que la salven, de tanto ruido, bipolarismo…
S. B.: Sí, ¿verdad? (silencio) Sí, es un momento… (silencio de nuevo) Supongo que todas las épocas han sido complicadas y somos incapaces de tener la perspectiva, pero me da la sensación de que este es un momento particularmente complicado, sí.
Este disco, Ejército de Salvación, llegó casi enseguida después del anterior (VEHN, de 2024) en el que deciden, según cuentan, volver a sus orígenes y ser más libres.
S. B.: Es un disco que, para nosotros, es una manera de quizá hacer un alto en el camino. Tenía claro que eso pasaría después de éste. Un paroncillo.
¿Por?
S. B.: Para coger fuerzas y revaluar muchos de los procesos creativos. De las maneras, de cuáles son las mejores estrategias creativas a partir de ahora. Que no sean una repetición. Porque siempre pasa que, cuando haces exactamente lo mismo, vas a tener el mismo resultado. Y llega un momento en el que, repitiendo a las mismas personas, músicos, estudio…, al final te encuentras con un disco que, si no vas con cuidado, puede ser una permutación de algo que ya has hecho. Todo el rato. De ahí las colaboraciones. La idea de que Ejército de Salvación tuviera más gente cobró mucha fuerza en este sentido: la idea de hacer un disco basado en la amistad en vez de el amor romántico. Mola tener muchos hijos pero es más divertido cuando no se parecen entre ellos mucho.
“Después de este disco haremos un parón. Para coger fuerzas y revaluar muchos de los procesos creativos...”
Santi Balmes
En Mondo Sonoro comentaban que, después de estos conciertos, esta gira, van a hacer ese pequeño parón.
S. B.: Sí, más adaptado a nuestra edad, nuestras ganas de viajar, nuestras situaciones familiares…
Claro, es que el Santi Balmes de ahora no tendrá nada que ver con el de hace 25 años…
S. B.: No, para nada. Ni en las energías. Es un tema de dosificación, de intentar hacer diana como un cazador aventajado (sonríe dulce). Por la experiencia: hacerlo en menos intentos. Eso implica otra concepción del tiempo dedicado a la banda, a la creatividad e, incluso, a invertir las proporciones, que haya más tiempo para crear y no tanto para conciertos, aunque eso económicamente sea bastante suicida.
Con este disco, de hecho, la gira de Love of Lesbian ha cambiado. Han hecho muchísimos menos festivales y más salas.
S. B.: Teníamos una necesidad absoluta de, al final, no acabar como diluidos en un único concierto. En la línea que puede tener mucha gente, que somos un grupo festivales (de su boca sale un buuuf tan leve como denso). Cuando los festivales llegaron cuando la banda lo estaba petando ya. Antes no. O muy pocos.
“Me dio bastante rabia algún comentario de: “Estos grupos como Love of Lesbian que no saben lo que es una sala, que no tienen nada de indies”. Pero, Dios mío, digo: “¿Dónde estabas tú en el 2003?”
Santi Balmes
Eso es algo que, los últimos años, se ha repetido como un lugar común. Que los carteles de los festivales parecen el mismo repetido. Con los mismos grupos. Love of Lesbian, Vetusta Morla, Viva Suecia…
S. B.: Sí, sí. Pero nosotros, al menos en lo que respecta a Love of Lesbian, hubo muchos discos en los que nos tuvimos que comer mucha sala, dicho con el mayor de los orgullos. Pero si alguien es un fan tardío, que llega en un determinado momento… La mayoría de nosotros no hacemos un ejercicio de retrospectiva, de donde viene la banda y tal, y a mí me dio bastante rabia algún comentario de: “Estos grupos como Love of Lesbian que no saben lo que es tocar en una sala, que no tienen nada de indies”. Pero, Dios mío, yo digo: “Pero ¿dónde estabas tú en el 2003, tío?”.
Que ustedes telonearon a The Cure en el 2000.
S. B.: Efectivamente. Pues aquellos conciertos como teloneros de The Cure fueron nuestro tercer, cuarto y quinto concierto como banda.
¿En serio?
S. B.: Sí, sí. Todo fue como muy rápido, pero estábamos, se puede decir, en la mierda más absoluta. Que Robert Smith en ese momento te eligiera para hacer de telonero en sus conciertos, en el año 2000, tampoco pienses que implicaba nada más que eso, que te hubiera cogido, pero nosotros veníamos de una discográfica que era la más independiente de las independientes de la independencia, y no cambió nada. Teloneamos a The Cure, le dijimos a Robert Smith adiós, un abrazo y luego volvimos a la nada absoluta.
Su concierto con menos gente, ¿lo recuerdan?
S. B.: Plasencia. Dos personas.
Amaral también tuvo uno con solo dos personas.
S. B.: Nosotros no lo cancelamos porque nos vinieron los dos chavales y nos dijeron: “Hemos hecho cien kilómetros para veros”. Y tocamos, sí.
Y mire desde donde han crecido. Desde eso a llenar pabellones.
S. B.: Realmente hay parte de nuestra memoria que sigue, de alguna manera, recordando eso, pensando: “Hubo momentos de absoluto derrotismo”. De pensar: “No saldremos nunca de aquí”. Y todo lo que sucedió después fue un milagro.
Emitieron hace unas semanas un comunicado anunciando que se desvinculaban de todos los festivales con fondos de la empresa KKR, ligada a Israel. Porque nace de un debate profundo de la banda.
S. B.: Sí, sí.
¿Cómo recibieron el comunicado posterior del Interstellar, uno de los festivales implicados, que ya les habían anunciado para 2026?
S. B.: (Silencio, dos segundos) A mí me sabe muy mal. Sigo apreciando muchísimo al Interestellar. Leí el comunicado, pero en diagonal, para no enfadarme. Entiendo sus motivos, que hay gente ahí trabajando. Nosotros lo único que podemos hacer es el intentar hacer una pequeña presión con tal de que se llegara a una situación ideal de que esto, que no está en mis manos ni en las de nadie, pero que KKR se fuera de los festivales españoles. Que cada uno pudiera vender esa parte a un fondo que estuviera más limpio con respecto al genocidio. Eso sería la situación ideal. Supongo que hay más fondos de inversión.
“¿KKR? Hay algo que está por encima de los festivales y de nosotros: hay niños que están muriendo a diario"
Santi Balmes
Es muy valiente.
S. B.: Me refiero a que no tenemos nada contra el Interstellar ni contra todos los conciertos y festivales en los que KKR esté involucrado de una manera accionarial. Porque han sido festivales en los que hemos tocado y nos han tratado super bien. Esto no tiene nada que ver con el personal ni sus directivos, que muchas veces se han encontrado con que KKR ha llegado tras una compraventa de otro grupo accionarial que antes estaba, como en el Sonar. Nosotros es por un ejercicio de coherencia. Hay algo que está por encima de los festivales y de nosotros: hay niños que están muriendo a diario.
Es terrible.
S. B.: Sí. Y eso está por encima de nosotros en estos momentos. Pero también entiendo que otra banda pues quiera tocar. Qué cojones. Nosotros no somos nadie para juzgar. Nosotros lo hemos porque también tenemos que hacerlo pero si nuestra supervivencia dependiera de estos tres conciertos, tocaríamos.
Leiva contaba este verano que hubo un momento en el que dejó de tocar Princesas porque ya no le representaba. ¿A usted le ha pasado eso con alguna canción de Love of Lesbian?
S. B.: Sí. Con ‘Incendios de nieve y calor’. Hubo un momento que me costó mucho conectar con ella. Se había convertido en un cliché y, cuando pasa eso, tienes que apartarla durante una temporadita. Luego nos pasó que, cuando la volvimos a tocar, dijimos: “¡Hostia (cierra ojos, recuerda por dentro esto, aquello, el regreso, y ríe), somos idiotas!”.
Usted es un proclamado culé. Jordi (Roig, guitarrista de Love of Lesbian) y usted, de hecho, se conocieron en el Camp Nou. ¿Cómo lleva las obras?
S. B.: Mira, yo soy un pureta enfermizo y, a veces, voy a Barcelona, porque yo no vivo allí, sino a unos kilómetros, y cuando vuelvo siempre cojo el camino, aunque sea el más complicado… Para poder pasar delante del Camp Nou y ver cómo van. In situ (sonríe, ancho, de adentro).
¿Y cómo las ve?
S. B.: Pues como todas las obras. Yo es que soy muy Laportiano, en el grupo todos lo somos. Cruyfistas. Con lo que no tenemos problema en decir: “¿Qué obra no se ha retrasado?”. No pasa nada. Yo lo único que quiero es sentarme en la grada y que no se me caiga un excremento de rata.
¿Es abonado?
S. B.: No. Lo fui. Ahora ya no. Para qué. Si estamos los fines de semana de bolo...
A lo mejor en esta nueva vida que empezarán hora…
S. B.: Pues, mira, créeme que alguno de los motivos era poder ir más al Camp Nou… Que eso queda fatal decirlo, pero lo es. Me veía en lo que era mi padre, mi abuelo…, somos muy de tradición, y mis hijas también son muy culés. Y me gusta conservar esa tradición. El Barcelona tiene algo especial, con sus defectos y virtudes.
¿Qué piensa de Lamine?
S. B.: Que es un genio.
Después de Messi, llega otro igual.
S. B.: Nos ha vuelto a pasar. El Barça es como el tipo chalado al que le toca la lotería dos veces. Es así. Pero es una lotería que hay que estudiar. Su entorno es diferente. De alguna manera, quizá, estábamos mal acostumbrados con uno que era idílico. El de Messi. Todo es muy diferente, la manera de enfrentarse a las redes sociales. Pero, o sea, tú lo ves jugar y lo mismo que con Messi, jugadores que cuando los ves en directo entiendes el valor añadido que tiene.
Usted, en días de Clásicos, ni se toma un café de lo taquicárdico que ya está.
S. B.: Yo veo el partido con el volumen de la tele bajado.
¿Por qué?
S. B.: Porque el sonido más desagradable que he oído en la vida es que le metan un gol al Barça. No solo el Madrid. El Atleti. El Liverpool…
Si el Barça de Flick fuera una canción de LOL, ¿cuál sería?
S. B.: (Piensa tres segundos, se le encienden los ojos, responde con otra sonrisa ancha). La Champions y el Mundial, claro.
“La primera señal de mi vida la di en el campo del Barça: una patada cuando estaba en la barriga de mi madre, en el penalti de Guruzeta”
Santi Balmes
¿De dónde le viene el Barcelona? ¿Su primer recuerdo culé?
S. B.: Fíjate, mi primera señal de vida, mi primera patada en la barriga de mi madre la di en el campo del Barça.
¿En serio?
S. B.: Con el famoso penalti de Guruzeta. Ese penalti. Estaban mis padres ahí y se armó tal tangana en el campo que supongo que me asusté y empecé a dar patadas como diciendo: “Qué está pasando aquí”.
Les habrán coincidido muchos partidos del Barcelona con conciertos…
S. B.: Sí.
¿Y cómo lo han vivido?
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S. B.: Pues lo hemos vivido gracias a que tenemos un equipo muy majo que nos va soltando los resultados mientras nosotros tocamos. Nos hacen gestos con las manos (simula un cuatro y un uno y pone la mano horizontal, debajo del pecho, como cuando se refiere uno a una persona bajita). Esto era gol de Messi (ríe, antes de irse hacia el ascensor con esa frase en la boca: “Es que en este grupo todo ha sido surrealista”).
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