MÚSICA

El quinteto ideal de Loquillo

El rockero, que conquistó Madrid con un concierto histórico en el WiZink Center, se reencontró con sus amigos Epi, Iturriaga, Carlos Jiménez y Roger Esteller.

Actualizado a
El quinteto ideal de Loquillo

Una nueva ovación recibió a Loquillo cuando llegó a saludar a la gente que había citado para ello tras su apoteósico concierto del sábado en el Wizink Center de Madrid. Era la una menos cuarto de la madrugada. Había pasado una hora desde la ovación interminable que dio fin al recital coronado con Cadillac Solitario.

Entre los amigos del Loco había varios tipos altos. Concretamente cuatro de los mejores jugadores españoles de baloncesto de la historia: Epi, Iturriaga, Carlos Jiménez y Roger Esteller. Costaba reconocerles entre las mascarillas y el paso de tiempo, pero los expertos en basket los sacaron pronto.

Fue el propio José María Sanz, bautizado como Loquillo por el mítico Epi cuando jugaban juntos de pequeños, el que pidió a sus compañeros de la canasta posar con él en ese quinteto ideal, con Loquillo de base, Epi de escolta, Iturriaga y Esteller de aleros, y Carlos Jiménez de pívot.

Loquillo acababa de ofrecer un concierto de rock antológico ante un Wizink Center, el antiguo Palacio de los Deportes, abarrotado. Sus músicos llegaron con él a la cita del after show con Igor Paskual, guitarrista del Loco y columnista de As, haciendo de anfitrión con otros deportistas que también fueron a saludar y felicitar a la banda como Julio García Mera, Rafa Pascual, Hombrados, Jaime Nava y Joana Pastrana.

La razón por la que le llaman Loquillo

Loquillo contaba hace años a Olga Viza en una entrevista como le bautizó Epi: “En un Campeonato de España de escolares salté para coger un pase de Epi, pero me lanzó la pelota a tal velocidad que acabé empotrado en la valla de protección. Se acercó y me dijo: "Ya no eres el pájaro loco", ahora pareces un loquillo". Y lo que decía Epi iba a misa. Me empezaron a llamar así y lo que parecía casi una humillación se ha convertido en una marca".

En aquella entrevista, Loquillo explicó lo que significó para él haber practicado el baloncesto de chaval: "A mí el baloncesto me enseñó a respetarme a mí mismo. Si no hubiera tenido esa cultura, siendo un chico de barrio conflictivo, posiblemente hubiera acabado en otra situación. Entre otras cosas aprendí cómo funciona un grupo, a saber en qué lugar juega cada uno, algo que luego he trasladado a mi profesión. El basket ha sido determinante para mí".

Muchos años después, tras un rotundo éxito de crítica y público en un concierto muy esperado tras la pandemia, Loquillo se hizo la foto de su quinteto ideal. Un quinteto formado por fans, amigos y compañeros del basket. Una auténtica banda de rock and roll.