Del 'Penta' al 'Nueva Visión': los 10 garitos míticos de Malasaña
El área de Malasaña fue un lugar de encuentro para los artistas más conocidos de la movida madrileña como Antonio Vega, Alaska o Pedro Almodóvar.
La historia de la música en Madrid tiene tantas líneas que es prácticamente imposible abarcarla entera, pero es imposible pasar por alto la repercusión que tuvo la movida madrileña después de unos años marcados por el Franquismo. Millones de jóvenes disfrutaban de los años posteriores a la dictadura entre cervezas, copas y mucha música, y especialmente transitadas eran las calles de la zona de Malasaña. Sus estrechas vías daban la bienvenida a personajes ilustres de la ciudad y a muchos ciudadanos que trataban de disfrutar de grandes noches y de las anécdotas que solo los locales del barrio podían crear. Muchos garitos de aquellos años todavía viven, y actualmente reúnen a diferentes generaciones de personas con objetivos muy distintos: unos saborean la nostalgia, otros quieren vivir las noches que vivieron sus padres, otros buscan alejarse la música comercial que reina en nuestros días... Sea cual sea el deseo, ahí van diez garitos sin los que no se pueden entender los últimos 40 años en Madrid.
El Penta
Al sumergirnos en la historia de los bares de Malasaña nos encontramos con un local que destaca por encima del resto. Nacido en 1976, rápidamente se convirtió en punto de encuentro para grupos míticos de los 80 como Los Secretos, Burning, Alaska o Nacha Pop. Pero fue precisamente este último, con Antonio Vega a la cabeza, el que haría de El Penta un garito inmortal gracias a que lo nombró en 'La chica de ayer', uno de los himnos de la movida madrileña: "Luego por la noche al Penta a escuchar, canciones que consiguen que te pueda amar", expresaba el músico.
El tema sigue siendo la última canción que suena en el local y hace tan solo unos meses le dedicaron un cariñoso homenaje recordando algunos de los versos que tantas veces pronunció y que todavía suenan en los gritos de generaciones unidas por su arte. Y es que para él, como para innumerables artistas de la época, El Penta se convirtió en un refugio, en un lugar seguro en el que únicamente se podía disfrutar y al que todavía hoy puedes acudir a recordar buenos tiempos para la música nacional.
La vía láctea
En el verano de 1979 abrió sus puertas por primera vez un garito de dos plantas que nada tenía que ver con el despacho de carbón que había sido hasta ese momento. Hoy es un lugar de culto, un museo donde recordar y saborear la nostalgia, sobre todo aquellas generaciones que disfrutaron de este icónico lugar en su momento más álgido. Y es que por sus baldosas pasearon rostros de los más reconocidos como Pedro Almodóvar, Tino Casal, Alaska o Costus, cuyas obras adornan hoy las paredes de este establecimiento que si pudieran hablar tendrían para libros que llenar. Las mismas en las que sonaban discos difíciles de encontrar en España en un ambiente importado de los locales más exclusivos de Nueva York.
Madrid Me Mata
Enfrente del Penta encontramos Madrid Me Mata, un punto de encuentro para nostálgicos y amantes de todo lo que tuvo que ver con la movida madrileña. Se compone de tres salas contiguas en las que se proyectan vídeos musicales de los años ochenta mientras suena una música inolvidable. Además, la visita es de lo más especial, pues mientras consumes puedes admirar algunos objetos que donaron artistas de la época, como guitarras, prendas originales, fotografías, cuadros... Danza Invisible, Alaska, Tam Tam Go e incluso Almodóvar han donado algunos enseres para este garito mítico.
Nueva Visión
El garito perfecto para todos los amantes del punk-rock. En sus persianas todavía hoy permanece intacto su amor por los Ramones, un grupo al que quisieron homenajear cerrando sus puertas el día que falleció su cantante Joey en abril de 2001.
El 2D
Como sus compañeros, fue fundado a finales de los 70 y está situado en la calle Velarde, una de las más reconocidas por todos aquellos que han saboreado los encantos de los ochenta. Todavía hoy perduran la decoración y la esencia de lo que fue durante esos años el 2D, un local por el que pasaron rostros como Wyoming, Alaska o Rosendo. Un bar mítico en el que el vermú corre como el agua y que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder aquello que enamoró a los rockeros.
TupperWare
En el corazón de Malasaña, y con una llamativa fachada repleta de curiosos dibujos, encontramos TupperWare, un local inolvidable en el que disfrutar cada noche de canciones de los años ochenta como hicieron en otro tiempo los personajes más ilustres de la música de la capital.
Siroco
Tan mítico como los anteriores y con muchas actuaciones en vivo, aunque la diferencia está en que abrió cuando la movida madrileña apuraba sus últimos días de fiesta. Por su escenario han pasado cientos de grupos y en la actualidad puedes seguir disfrutando de sus encantos. Tiene dos plantas perfectamente diferenciadas: en la de arriba se sirven copas, cócteles y puedes ver también exposiciones, mientras que en la planta de abajo celebran conciertos y grandes sesiones de música.
Moloko
El empeño de un gran amante y coleccionista de música desembocó en la apertura hace más de 20 años de Moloko, el local más joven de esta lista pero ya con miles de historias entre sus paredes. La historia de Moloko comenzó en 1997 y desde entonces ha sido un lugar al que acudir si quieres escuchar buena música. Entre la clientela figuran los componentes de Dorian, de Sidonie, de La habitación roja, Mando Diao, León Benavente... Un montón de figuras en un lugar con mucha historia.
La sala Sol
Realmente no está dentro de las fronteras de Malasaña, pero tuvo tanta repercusión en la época de la movida madrileña y pasaron tantos artistas por sus tablas que merece un pequeño hueco en esta lista. Abrió sus puertas en 1979 y fue un icono en los 80 y los 90 gracias a sus actuaciones en vivo. Nacha Pop, que se podría nombrar en la descripción de cada uno de los locales, fue el primer grupo en actuar en el año de su nacimiento, pero por su escenario han pasado Radio Futura, Alaska y los Pegamoides, la Orquesta Mondragón, Los Secretos o Seguridad Social, y la música ha seguido durante años gracias a los continuos conciertos de grupos más actuales como El canto del loco, Amaral o The Strokes.
Sala Clamores
Como la anterior, está a apenas unos metros de Malasaña y también fue un lugar de peregrinación para todos los artistas y seguidores de la movida. Cuatro décadas de copas, fiestas y anécdotas de los millones de personas que han pasado por allí para admirar a alguno de los más de 34.000 artistas que tocado en esta sala. En los ochenta, además, era habitual ver a Antonio Vega junto a la barra y el local se convirtió en referencia para los amantes del jazz.