La insólita historia del Hotel Arbez: mitad en Francia, mitad en Suiza
La Cure es un pueblo literalmente en la frontera de Francia con Suiza que pertenece a ambos países y en el que se ubica este hotel con una curiosa historia durante la II Guerra Mundial.
Hay quien piensa, no sin razón, que las fronteras de un país están claramente definidas, pero lo cierto es que existen numerosos ejemplos a lo largo y ancho del globo terráqueo más propios del surrealismo, con divisiones inusuales y soluciones imaginativas.
Tal es el caso de La Cure, un pequeño pueblo que se encuentra literalmente en la frontera de Francia con Suiza y a unos 30 km al norte de Ginebra. Y es que la mitad de la localidad de apenas 500 habitantes es francesa mientras que la otra mitad es suiza. Lo que inevitablemente calles e incluso edificios se vean afectados. Como el Hotel Arbez, que tiene una historia además sumamente curiosa.
Hasta la segunda mitad del siglo XIX, La Cure se encontraba completamente en Francia y hubo un complejo proceso de divisón entre franceses y suizos para intercambiar ciertos territorios y terminar de delimitar el trazado definitivo. Aprovechando la coyuntura y la indefinición, el dueño de una propiedad, apellidado Ponthus, construyó una tienda que finalmente se extendía a ambos lados de la frontera, lo que le permitió hacer negocios en dos países a la vez.
Una vez Francia y Suiza acordaron la solución definitiva, pactaron respetar las edificaciones que había construidas aun cuando la línea fronteriza imaginaria las seccionara. Y el ejemplo más llamativo es el del Hotel Arbez, con varias habitaciones atravesadas por la frontera franco-suiza, como la suite nupcial, cuya cama, también dividida, constituye una gran atracción turística.
Paradoja en tiempos de guerra
Posteriormente, los descendientes del señor Ponthus venderían el edificio al abuelo del propietario actual, quien lo convirtió en un hotel y restaurante. Durante la ocupación alemana de Francia en la II Guerra Mundial, las tropas alemanas tenían permitido hospedarse en la parte francesa (ocupada) del hotel, pero no podían cruzar al lado suizo (neutral), algo que estaba terminantemente prohibido.
No era extraño pues que, mientras soldados alemanes cenaban en el restaurante francés, hubiera miembros de la resistencia francesa alojados en las habitaciones del lado suizo. Una paradoja en medio del sinsentido.