La burbuja de los influencers sigue creciendo: cada vez influyen más
Al abrigo de las nuevas tecnologías y las redes sociales ha proliferado el número de influencers en todo el mundo, que se han convertido en un reclamo para las grandes marcas.
En los últimos años el crecimiento exponencial de las nuevas tecnologías y las redes sociales ha revolucionado no solo la manera de interactuar, sino que además ha cambiado la forma de consumir. Y ha creado nuevas formas de ganarse la vida. Los influencers llegaron hace años para quedarse y en la actualidad su diversificación en cuanto a temáticas y presencia es notoria.
Instagramers, youtubers, tiktokers… hay un perfil para cada red social y las marcas no desaprovechan la ocasión para ejercer un control más o menos directo de la situación. Hay influencers cuya génesis se debió a una nueva manera de expresión personal cuya relevancia les acabó convirtiendo en referentes. Otros, ya nacieron subidos a la ola con el único objetivo de prosperar.
En cualquier caso, lo que es indiscutible es su influencia en los hábitos de consumo y en el proceso de decisión de compra. Y es que un importante porcentaje de la población mundial se deja llevar por las voces, más o menos expertas, que le invitan a decantarse por un producto en lugar de otro.
En este sentido, los datos de la macroencuesta Statista Global Consumer Survey reflejan que en España el 18% de los consumidores españoles asegura haber comprado influido por la recomendación de un famoso o influencer. Un porcentaje que alcanza el 41% en Brasil y que confirma la escalada del fenómeno en los últimos dos años.
Moda, fitness, gastronomía, tecnología… hay un influencer para cada sector y un problema subyaciente: ¿es un modelo sostenible? Muchas personas lo fían todo a su éxito social, pero es un mundo que cambia a tal velocidad que no hay que descartar que la burbuja estalle. Mientras son pocos los países -EEUU, Reino Unido o Japón- en los que no sucumben definitivamente al fenómeno.
En cualquier caso, mientras existan las grandes marcas seguirán compitiendo por reclutarles porque por encima de todo, en un mundo regido por el capitalismo y el consumismo más exacerbado, el beneficio es el fin último. De unos y de otros. El número de seguidores y el ansia del ‘me gusta’ lo es todo.