Krápula otorga a la exclusiva calle de Jorge Juan un divertido aire roquero y gamberro
El segundo proyecto del Grupo Zoko en Madrid, nos conquista con una propuesta gastronómica informal y asequible elaborada con las mejores materias primas.
El segundo restaurante del Grupo Zoko en la capital, Krápula, nos sorprende con un concepto canalla en el corazón del barrio de Salamanca. Una propuesta gastronómica basada en el producto. Unas materias primas de primerísima calidad dónde el atún rojo de almadraba cobra un gran protagonismo junto con una original y divertida carta de cócteles.
Krápula, el quinto restaurante del grupo gaditano Zoko, abrió sus puertas durante los meses previos al confinamiento, con el objetivo de proporcionar un toque de rebeldía a una de las zonas más exclusivas de la capital. Un proyecto de agitación sociocultural, que busca ofrecer al comensal un concepto disruptivo, dónde es posible disfrutar de una original carta en un ambiente informal, roquero e irreverente. Rompiendo con todos los clichés establecidos, en Krápula, nos seducen, en plena calle de Jorge Juan, con una propuesta culinaria vanguardista a un precio muy razonable en un ambiente desenfadado que nos invita a disfrutar de buenos momentos en cualquier ocasión y a cualquier hora del día.
El Grupo Zoko está compuesto por, como ellos mismos se autodefinen, "una tribu de gamberros de morro fino". El hostelero Peter Alexander, el chef Javier Álvarez, el periodista Jon Sistiaga y el dibujante Mikel Urmeneta, conforman este formidable universo gastronómico que arrancó su andadura en Zahara de los Atunes (Cádiz) allá por el año 2012.
La exitosa acogida de Krápula, animó a sus creadores a inaugurar Zoko Valdermarín, su sexto negocio, que ha llegado a la tranquila y exclusiva zona residencial de Aravaca, para revolucionar el panorama gastronómico con una cocina inclasificable.
Nada más cruzar el umbral de Krápula, nos cautiva una decoración de corte ecléctico, de la mano del interiorista Diego Leandri, inspirada en la psicodelia de los años sesenta. Unos rincones versátiles con varios reservados y una amplia terraza aclimatada para disfrutarla durante todo el año.
Al frente de los fogones, el carismático Javier Álvarez, nos sugirió comenzar con unas originales croquetas de chicharrones sobre mayonesa de chipotle, salsa de tamarindo y perlitas de queso Payoyo. Una versión rompedora que nos cautivó desde el primer mordisco y que dio paso a un sabrosísimo ceviche de corvina, pulpo y berberechos aderezado con choclo, batata, coliflor, cilantro y leche de tigre. Una acertada combinación de matices, sabores y texturas que nos llevó a probar un formidable carpaccio de picaña con cebolleta china, lascas de grana padano y puntos de Pampero.
El puerro asado al Josper con salsa romesco, burrata y tomatitos cherry que saboreamos a continuación, constituye una grata sorpresa que revoluciona los sentidos y nos prepara para la joya de la corona de Krápula, el bombón de atún salvaje. Su preparación, un espectáculo visual que disfrutamos in situ, ya que se prepara ante nuestra atenta mirada. En boca, un auténtico orgasmo gastronómico que deja huella. Javier nos ofreció una nueva incorporación en carta, el divertido cocido de garbanzos Thaï. Un plato que fusiona equilibradamente el sabor de la tradición con matices exóticos, enamorando de inmediato nuestras papilas gustativas. Antes de pasar al postre, probamos una fabulosa pluma ibérica con salsa de Huancaína, un magnífico aderezo elaborado a base de frutos secos y maíz, coronado con choclo hervido que aporta el sello de la casa a un plato de siempre.
Finalmente, nos embriagamos con una original versión del mítico alfajor argentino al estilo Krápula. Un dulce vanguardista y diferente que roza la excelencia, y que nos dejó con un maravilloso sabor de boca.
Krápula, una inolvidable experiencia hedonista que va más allá de lo puramente gastronómico. Un espacio dónde se fusionan la psicodelia y la vanguardia con toques vintage, para embriagarnos con una aventura sensorial difícil de olvidar. Un restaurante original, diferente y divertido dónde disfrutar de momentos inolvidables amenizados con una carta que, sin duda, merece la pena SABOREAR.