Beyoncé y Jay-Z promueven el veganismo ofreciendo entradas gratis de por vida

Beyoncé Knowles (37 años) es un auténtico referente para millones de personas gracias a su música, a su estilo de vida y a su manera de entender la moda y la belleza. Con 123 millones de seguidores en su perfil de Instagram, la cantante nacida en Houston es uno de los reclamos comerciales más importantes para numerosas marcas que buscan la máxima promoción para sus productos.

Sin embargo, la última campaña que protagoniza junto a su pareja Jay-Z (49) intenta que las personas cambien su alimentación y se pasen al veganismo, un modo de vida con el que ambos están más que comprometidos. Para ello, han lanzado una suculenta oferta a sus seguidores que es muy difícil de rechazar: entradas gratis para sus conciertos de por vida.

Tanto Beyoncé como el rapero quieren limitar el daño medioambiental y han querido formar parte de la campaña The Greenprint Project, en la que los habitantes mayores de 18 años de Estados Unidos pueden inscribirse y, a cambio de un mes consumiendo productos veganos, recibir dos entradas cada año durante los próximos 30 años para conciertos de Beyoncé o Jay-Z. En total, estaríamos hablando de unos 10.000 euros, puesto que el precio medio de una entrada para una de sus actuaciones son 87 euros.

"Solíamos pensar en la salud como una dieta: algunas funcionaban para nosotros, otras no. Tener hijos ha cambiado nuestras vidas más que ninguna otra cosa. Una vez que consideramos la salud como la verdad, en lugar de una dieta se convirtió en una misión para nosotros compartir esa verdad y estilo de vida con la mayor cantidad posible", explicó la pareja a principios de año.

No pretenden un cambio drástico hacia el veganismo

Tanto Beyoncé como Jay-Z entienden que un cambio tan drástico para una persona habituada a comer carne es altamente complicado, por lo que quieren que cada persona introduzca pequeños cambios en su dieta para mejor su salud y la del planeta. Según lo que ha escrito la cantante en su perfil de Instagram, opta por un desayuno a base de plantas y los lunes no come ningún tipo de carne. Su pareja, por su parte, hace dos comidas diarias únicamente con vegetales.