Juego de Tronos 7x07: El dragón y el lobo
Alerta spoilers: Resumen del séptimo y último capítulo de la séptima temporada de la serie de HBO
Final. Tras menos de dos meses de episodios, Juego de Tronos se despidió ayer y hasta 2019 con el último capítulo de la séptima temporada. El tiempo ha pasado muy rápido y con apenas siete episodios los fans de la serie comienzan a echar de menos a sus personajes antes de enfrentarse al desenlace de la obra de George R. R. Martin. Para dejar un buen sabor de boca ante la temporada final, los responsables de la serie brindaron a sus seguidores el episodio más largo de la serie. 80 minutos de puro Juego de Tronos.
Y es que El dragón y el lobo fue el episodio que más esencia de la serie ha tenido esta temporada. Tras seis capítulos cargados de movimientos frenéticos y acción a raudales que culminó con el aplaudido Más allá del muro (7x06), Juego de Tronos ha tenido un último capítulo de temporada mucho más calmado, con más diálogo, algo de política de espada y fundamental a la hora de ver lo que ocurrirá en la última temporada.
Reunión en la cumbre
Tal y como dejó ver HBO con el avance del episodio, El dragón y el lobo centró parte de su desarrollo en las negociaciones de tregua entre el bando de Cersei y el de Daenerys. A un lado: Jamie, la Montaña, Qyburn y Euron Greyjoy. Al otro: Jon, Tyrion, Theon, Jorah, Davos, Brienne y El Perro, encargado de transportar al caminante blanco como prueba de lo necesario que es el armisticio. El momento nos deja el reencuentro entre los hermanos Lannister pero también el de los Clegane (El perro se da cuenta de que su hermano mayor es ahora más feo que él). La que falta es Daenerys, que prefiere llegar haciendo un poco de showtime a la cita y se presenta subida a lomos de Drogon, algo que no termina de impresionar a Cersei.
Como si de un unboxing de Youtube se tratase, Sandor Clegane presenta la caja ante Cersei y muestra su horroroso contenido. El caminante se intenta lanzar sobre la reina (hasta que El perro y Jon lo evitan). En ese momento y una vez aniquilada la amenaza muerta, Snow advierte de la situación: "Solo hay una guerra que importa: la gran guerra. Y ya está aquí".
La gran guerra
No solo Cersei está convencida de la amenaza que viene desde el norte. Euron Greyjoy, que se sabe un hombre sin miedos, asegura que es la cosa que más terror le ha causado y decide abandonar la reunión y marcharse a las Islas de Hierro -en realidad, y tal y como explicará Cersei, se dirige a Essos en busca de la Compañía Dorada-. La reina acepta la tregua con una condición: que Jon Snow permanezca neutral en el conflicto. El Rey en el Norte, fiel a su estilo, declina la propuesta porque no puede servir a dos reinas. Así que no hay trato y es a Tyrion al que le toca negociar.
Tras una intensa conversación llena de reproches, Tyrion y Cersei llegan a un acuerdo y finalmente se firma la tregua con el único objetivo de acabar con los más de 100.000 caminantes blancos que están bajo el mando del Rey de la Noche. Aunque esto es Juego de Tronos y los Lannister siempre son Lannister.
Cuidado con las Stark
Desde que se reunieron en Invernalia, la relación que han mantenido durante esta séptima temporada Arya y Sansa ha sido poco menos que tirante. Pues bien; todo finalmente apunta a una farsa. Las hermanas Stark compinchan para acabar con Meñique. Y es que Lord Baelish se las ha ingeniado durante siete temporadas para engatusar una y otra vez a la rama Stark y salir vivo de sus constantes conspiraciones. Hasta aquí.
Meñique se reúne con Sansa para intentar convencerla de que debe acabar con su hermana. La zancadilla esta vez se la lleva Baelish, que acude a lo que va a ser el juicio por traición a Arya. Finalmente, Sansa pronuncia el nombre de Meñique, que acaba arrodillado y pidiendo clemencia con los ojos llorosos. Algo que de poco vale cuando tu ejecutora es Arya Stark y viene dispuesta a degollarte.
Listos para la gran guerra
De vuelta a los parajes del sur, Jamie Lannister se reúne con su hermana para planificar la marcha hacia el norte sin saber que los planes de su también amante son bien distintos. Cersei no busca otra cosa que el exterminio entre ambas facciones -Daenerys y Rey de la Noche- mientras ella contempla todo desde sus aposentos. Jamie no da crédito y decide marchar al norte pese a la oposición de Cersei, que a punto está de pedirle a la Montaña que mate a su hermano.
Mientras, los cada vez más acaramelados Jon & Daenerys llegan a la conclusión de que deben aparecer unidos en el norte para convencer a los señores que apoyan al Rey del Norte de que deben también seguir a Targaryen en la gran guerra y mostrarles sus respetos. Y a todo esto, y tras sentirse culpable por haber abandonado a su hermana en los brazos de su tío Euron, Theon saca un poco de valentía y se enfrenta a uno de sus camaradas, al que vence en un combate a golpes y consigue así convencer al resto de sus paisanos para ir en busca de Yara.
Los dos momentos de la temporada
¿Qué mejor forma de terminar el capítulo y la temporada que con dos momentos que muchos estaban esperando? Las dos últimas escenas de Juego de Tronos hasta 2019 no han sido muy sorprendentes aunque sí en parte espectaculares. El primero es el del verdadero origen de Jon. Sam, veloz como el viento, llega a Invernalia para reunirse con su amigo Jon aunque al que ve es al enigmático Bran, que vuelve a ponerse intenso ante otro de los momentos cómicos del Tarly.
El pequeño de los Stark, que ha permanecido guardando el secreto durante toda una temporada, decide que Sam es la persona que debe saber que Jon Snow ni es Snow ni es Jon. Ambos personajes interactúan hasta que se confirma que su nombre es Aegon Targaryen, heredero al Trono de Hierro. Para darle un poco más de calor a un momento un tanto atropellado, Juego de Tronos muestra al Rey del Norte aporreando la puerta de Daenerys y ambos acaban intimando. Tía y sobrino unidos bajo las mismas sábanas.
El momento final de la temporada va a parar a las paredes del muro. A paso lento -lentísimo- los caminantes blancos llegan por fin a la zona en la que vigilan Tormund y Beric Dondarrion. Aunque el Rey de la Noche es un tipo con paciencia -a juzgar por el ritmo de sus tropas-, no espera mucho para atravesar el muro. A lomos de Viserion ya en su versión zombie, derriba la estructura a base de fuego azul. Los caminantes blancos marchan sin saberse nada del destino del bueno de Tormund. Pero eso no es lo importante. La amenaza cada vez está más cerca.