DE UN COCINERO

El empujón a Chicote en su 'Pesadilla' más violenta

Ronal, jefe de cocina del restaurante Baltias al que acudió el chef, le dijo primero que no le tocara y luego se abalanzó sobre él

Alberto Chicote se encara con el cocinero que luego le dio un empujón

Alberto Chicote es un gran aficionado al rugby, como él mismo presume y demuestra a través de sus redes sociales frecuentemente. Y esa afición le ha venido bien para soportar el "placaje" que anoche le hizo un cocinero en su programa 'Pesadilla en la cocina'.

El cocinero ya había vivido muchas situaciones tensas y hasta un punto violentas en las que se había convertido en centro de las iras de los cocineros, dueños y camareros a los que abroncaba por su mala actitud.

Pero ninguno de los casos llegó al riesgo verdadero de agresión que se vio anoche en la entrega dedicada al Baltias, por su enfrentamiento directo con el jefe de cocina, llamado Ronal.

Empujón a Chicote y separados

Como siempre empieza por hacer, el conductor del programa intentó demostrar al encargado de la cocina del restaurante que la comida que elaboraba no estaba a la altura.

Para ello recurrió al contacto físico, agarrándole de un hombro y tocándole en el pecho para apelar metafóricamente al corazón. Algo que no se tomó nada bien Ronal.

El jefe de cocina empezó apartándole la mano de malos modos, y repitiéndole una y otra vez "no me toques". Chicote repitió, y fue cuando Ronal se abalanzó sobre él dándole un fuerte empujón.

La lucha de "pesos pesados" tuvo que ser interrumpida por el resto de trabajadores del Baltias, que se apresuraron a calmar los ánimos.

Se engancharon más veces

Aunque lo cierto es que la paz duró poco. Pasado el conato de pelea, Chicote y Ronal volvieron a encararse poniendo a apenas dos centímetros sus caras.

El conductor de 'Pesadilla en la cocina' volvió a apoyar su mano sobre el hombre del jefe de cocina, y éste volvió a repetirle que no le tocase.

El motivo de su agresividad

Al final, Chicote logró calmar a la fiera. Tras varios enfrentamientos, se sentaron a hablar juntos para saber por qué estaba tan desanimado y violento, y Ronal se abrió.

El jefe de cocina del Baltias le explicó que "me estoy quedando ciego. Sentir que ya no voy a poder hacer lo que me gusta, me mata".