Rusia le mete un ace a Wimbledon con la ‘kazaja’ Rybakina
Elena Rybakina, que representa a Kazajistán desde 2018 pero nació en Moscú, ganó a la tunecina Jabeur para conquistar su primer Grand Slam.
Hacía 60 años que no disputaban la final femenina en Wimbledon, dos jugadoras que no hubieran participado antes en alguna de Grand Slam (Susman contra Sukova en 1962). Y solo existían, hasta ahora, dos sin una campeona de major, al menos, en liza (Novotna-Tauziat en 1998 y Bartoli-Lisicki en 2013). Esto da una idea de lo imprevisible que es el circuito WTA y de la preocupante falta de estabilidad y, en ocasiones, de nivel tenístico de algunas de sus estrellas. Dentro de esa incertidumbre, Ons Jabeur era una constante en los dos últimos años (84 victorias desde el arranque de 2021, más que nadie), pero este sábado, cuando lo tenía todo a favor para triunfar, la número dos del mundo, única top-10 que había pasado de octavos en esta edición del torneo, falló. Elena Rybakina (23 años y 23ª), representante de Kazajistán nacida en Moscú, cuyo mejor resultado en Slams eran unos cuartos de final en Roland Garros 2021, sorprendió a la tunecina de 27 para levantar su primer gran título: 3-6, 6-3 y 6-2 en 1:48.
Se puede decir que Rusia, vetada por el All England Club, igual que Bielorrusia, por la invasión de Ucrania, le ha metido un ace a Wimbledon con Rybakina, una tenista criada en el Spartak Club moscovita hasta que el presidente de la Federación Kazaja, Bulat Utemuratov, también millonario, se rascó el bolsillo para reclutar jugadores rusos y darle grandeza el tenis de su país. Antes había convencido a Mikhail Kukushkin. Tras él llegaron Yulia Putintseva y Alexander Bublik, entre otros. Ahora, se apunta el tanto con Elena, primera campeona individual de Grand Slam de esta exrepública soviética (Yaroslava Svedova, también moscovita, ganó con la bandera azul y amarilla en dobles junto a Vania King en Wimbledon 2010).
Rybakina, que se defendió en rueda de prensa, tras su partido de semifinales contra Simona Halep, ante las preguntas sobre su origen (“Represento a Kazajistán, creyeron en mí. Utemuratov vino a verme desde las semifinales y se lo agradezco mucho”) y acerca de su lugar de residencia, Moscú según apuntan algunas informaciones (“Me entreno entre Eslovaquia y Dubai, no vivo en ninguna parte”), empezó como un flan (“Estaba muy nerviosa, antes, durante, y para ser sincera, al final de este partido”, dijo) y perdió el primer set por los 17 errores no forzados que acumuló, más que por el juego de Jabeur, que se equivocó al buscar a menudo las dejadas ante una rival que corre bien hacia adelante, pese a que es grande (mide 1,84 m), y tiene muy buena mano, además de ser una gran sacadora (es líder del año en aces con 221, 81 en este campeonato).
Una nueva campeona
Elena, que solo había perdido un set y 57 juegos en los seis anteriores partidos, se recompuso y fue muy superior en las dos últimas mangas para abatir a Ons, que se fue triste por la gran oportunidad perdida. Rybakina, que apenas lo celebró (“Es una chica muy tranquila”, dice su entrenador, Stefano Vukov), es la 57ª campeona de un major en la Era Open (desde 1968), la más joven en Wimbledon desde la checa Petra Kvitova (21 años) en 2011. Pone fin a una sequía de dos temporadas (perdió sus últimas cuatro finales) y sucede en el palmarés a la retirada Ashleigh Barty. Es la quinta ganadora diferente desde los dos últimos títulos de Serena Williams en 2015 y 2016, a los que sucedieron los de Garbiñe Muguruza (2017), Angelique Kerber (2018), Halep (2019) y la mencionada Barty (2021).