Medvedev se borra a la media hora y Rublev gana un thriller

Desde que disputase la primera ronda, en la que logró una sufrida victoria frente a Quentin Halys, Felix Auger-Aliassime ha necesitado pasar apenas media hora en pista para superar dos fases más y plantarse en las semifinales del ATP 500 de Doha. El canadiense, de 24 años y 23º del ranking mundial, avanzó en octavos sin jugar porque Hamad Medjedovic no salió a pista, y este jueves, en cuartos de final, Daniil Medvedev aguantó 31 minutos antes de decir basta. El ruso, que perdió el primer set por 6-3, sorprendió al anunciar que no seguiría compitiendo, y se marchó al vestuario sin ni siquiera dar la mano a su adversario, alegando que no le quería contagiar. Mohamed Lahyani, árbitro del encuentro, anunció que el moscovita se retiraba “por enfermedad”, aunque tampoco es que se viese mal a Daniil. “Desafortunadamente tengo una intoxicación alimentaria. Muy decepcionado por terminar en Doha así, espero volver el año que viene”, explicó más tarde Medvedev. De este modo, Auger-Aliassime luchará este viernes por un puesto en la final frente a Andrey Rublev (16:00, M+), verdugo de Alex de Miñaur en un auténtico thriller.

“Sé que si estoy a mi mejor nivel llegarán los títulos. Pero todavía no estoy ahí, aunque no siento que esté muy lejos. Ojalá aquí en Doha pueda ser”, dijo el martes Medvedev a AS, y lo cierto es que en Qatar estaba cumpliendo un buen papel (victoria con remontada ante Khachanov y paliza a Bergs) hasta el frenazo de este jueves. Ahora sexto del ranking mundial, el ruso está teniendo un inicio de curso bastante irregular, y de hecho todavía no ha pisado ninguna final. Con esta retirada en Doha, donde ganó hace dos años, se prolonga la maldición de Daniil, que no ha repetido victoria en ninguno de los 20 torneos que ha conquistado a lo largo de su carrera. A pesar de un igualado inicio de partido, Medvedev se desinfló en el tramo final del primer set, y aunque no se le vio lastrado físicamente, optó por la retirada.

“Me ha sorprendido tanto como a todo el mundo. Veía que él estaba jugando normal, pero no sé cómo se siente, lo explicará luego. Yo me he sentido bien, he roto su saque y Mohamed me ha dicho que no quería darme la mano porque estaba enfermo, así que será una enfermedad, espero que no sea nada muy malo. Pero sí, estaba sorprendido. Ha sido una semana extraña porque tienes que ganar tres partidos para llegar a estas rondas, pero desde la primera ronda solo he jugado un set. Es extraño, sí”, explicó Auger-Aliassime, que se convierte en el primer hombre en alcanzar tres semifinales en esta temporada, y en las dos ocasiones previas acabó levantando los títulos en Adelaida y Montpellier. No es la primera vez en la que Aliassime encadena infortunios de sus rivales para llegar a rondas tardías, ya que en el Madrid Open del año pasado no tuvo que terminar tres partidos seguidos (dos retiradas y un walkover) para llegar a la final. Curiosamente, aquel duelo por el título lo perdió contra el que será su oponente este viernes, el ruso Rublev. “Es extraño porque estoy fresco, pero no he ganado y me he merecido ganar los partidos. Tengo que ser profesional y seguir, ojalá llegar a la final. Rublev ha jugado increíble y he disfrutado viendo su partido”.

Victoria para la confianza

Por todo lo que conlleva, la de este jueves es sin duda la victoria más importante para Andrey Rublev en lo que va de temporada. El ruso de 27 años y 10º del ranking mundial no lo estaba pasando del todo bien en 2025, eliminado en primera ronda del Open de Australia, con un balance de 6-4 y con las semifinales del ATP 250 de Montpellier como escaso techo. Además, no sabía lo que era ganar a un rival del top-10 desde el pasado mes de agosto, cuando batió a Jannik Sinner en Montreal. Desde entonces, el moscovita acumulaba cinco derrotas consecutivas ante la más alta élite del circuito, pero este jueves cortó la sangría al lograr un triunfo de mucho mérito en los cuartos de final de Doha frente al australiano Alex de Miñaur (6-1, 3-6 y 7-6 (8) en 2h39), octavo del ranking y segundo cabeza de serie.

Lo que se vivió en el Khalifa International Tennis qatarí fue un auténtico thriller, y eso que el 6-1 inicial que endosó Rublev a su oponente aventuraba a pensar que habría un desenlace rápido. Dos viejos conocidos del circuito (ahora el cara a cara está 4-4), De Miñaur ajustó en la segunda manga y forzó un tercer parcial en el que el ruso logró un break que le colocó 5-2, a tan solo un juego del triunfo. Tuvo una ocasión de cerrarlo de inmediato al resto y la desaprovechó, al igual que otra más con su siguiente saque. Con el aussie sirviendo para igualar el set tras su oportuno quiebre, Rublev desperdició otras tres bolas de partido, y el duelo tuvo que resolverse en un tie-break de infarto, en el que prácticamente todos los puntos fueron largos e intensos peloteos. No aprovechó De Miñaur su primera y única ocasión de hacerse con el encuentro, y a la tercera que tuvo en el desempate, la octava en total, Rublev pudo por fin cantar victoria.

“En el primer punto de partido yo lo hice increíble, pero él jugó un punto surrealista. Empecé a ponerme más tenso y a tener más emociones. Pensé que, si iba a perder, tenía que al menos dar lo mejor de mí hasta el final. Cuando salvas esos puntos ya no estás estresado, y el otro es el que lo está. Sé lo que se siente porque he estado en esa situación. Es por eso por lo que estuve agobiado y perdí mi saque. No sé, quiero pegarle (entre risas)”, dijo con una sonrisa el ruso, campeón en Doha en 2020 y que compensó sus 41 errores no forzados (De Miñaur cometió 46) con 32 ganadores. Son las segundas semifinales del año para Rublev, las más importantes por la categoría del torneo, que ante Aliassime luchará por acceder a su primera final del curso.

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