Tenis

Rafa Nadal, doctor ‘honoris causa’

El tenista, que ha sido investido por la Universidad de Salamanca, defiende el deporte como “puente a la convivencia, cordialidad y respeto mutuo”.

Rafael Nadal durante la ceremonia de su investidura como doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Salamanca.
Manuel Ángel Laya
Actualizado a

Rafa Nadal, nuevo doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca, ha defendido este viernes el valor del deporte como “puente” de “convivencia, cordialidad y respeto mutuo” en un mundo marcado por una “constante división y polarización”, que ha pedido combatir con la educación. Ante el claustro de doctores de la institución académica salmantina, reunidos en el Paraninfo del edificio histórico para la ceremonia de investidura, Nadal ha recibido un reconocimiento que considera como fruto de la educación recibida de su familia, presente en el acto, y de la experiencia vivida en las canchas y sus viajes por todo el mundo.

En declaraciones a los periodistas tras el acto, preguntado por sus referencias al papel del deporte como antídoto frente a la polarización, Nadal ha argumentado que esta actividad “siempre ha sido un punto de unión”: “Puede servir de inspiración a muchas otras cosas que en este mundo, a día de hoy, creo que están mal”, ha detallado. “No puedo estar más feliz”, ha resumido Nadal al inicio de su emocionado discurso de agradecimiento, en el que ha citado al expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela, para adherirse a su convencimiento sobre el poder transformador del deporte: “El deporte puede crear esperanza donde antes solo había desesperación”, ha resumido el primer deportista en conseguir el honoris causa por la Universidad de Salamanca.

Rafa Nadal, doctor ‘honoris causa’
Manuel Ángel Laya

Nadal ha asumido que su colegio y su universidad han sido las lecciones que aprendió en los entrenamientos y los partidos contra sus rivales, entre los que ha destacado la disciplina y el esfuerzo diario, pero también una “ambición sana” en la que “el fin no justifica los medios”. “Nada se consigue sin esfuerzo diario, sin compromiso y sin cuidar los pequeños detalles, de poco sirve soñar en grande si no se trabaja con intensidad y con objetivos claros en el día a día. Es la rutina y el esfuerzo constante y silencioso donde realmente empiezan a forjarse los grandes éxitos”, ha añadido sobre su trayectoria.

Lesiones y resiliencia.

El premio Príncipe de Asturias ha destacado que, más allá de los muchos títulos y de los galardones obtenidos, las lesiones y la incertidumbre asociada a ellas que afrontó en su carrera le enseñaron una de las “lecciones más valiosas”, para entender que “lo importante no solo es volver, sino volver con ilusión, con la energía y con ganas de seguir luchando, aunque las circunstancias no sean las idóneas”.

Rafa Nadal, doctor ‘honoris causa’
Manuel Ángel Laya

Ha sostenido también que le hubiera resultado “imposible” afrontar una carrera tan exigente “sin pasión y sin amor”, útiles también para reformular con el paso de los años el concepto de ambición: “Fue un aprendizaje muy valioso entender e interiorizar que la verdadera ambición no consiste solo en querer alcanzar un objetivo, sino en intentar superarse cada día sin perder nunca de vista lo que realmente importa, los valores que en familia me enseñaron”.

La lección de sus padres al Nadal adolescente.

En este sentido, Nadal ha compartido con el auditorio una anécdota que vivió con 15 años y que ahora observa como una lección de sus padres que ha agradecido y que se ha propuesto reproducir con su hijo, presente en una ceremonia que tendrá que ver en vídeo, porque se durmió en brazos de su madre. En este punto, el tenista balear ha recordado que cuando era un adolescente y estaba “muy ilusionado” con poder jugar por primera vez el torneo júnior de Roland Garros, sus padres se lo impidieron porque las fechas coincidían con los exámenes.

Rafa Nadal, doctor ‘honoris causa’
Manuel Ángel Laya

“Con 15 años por aquel entonces fue muy difícil de entender, tenía delante la posibilidad de jugar un ‘grand slam’. A pesar de mi decepción, mis padres se mantuvieron firmes y finalmente no jugué. Con el tiempo he comprendido que aquella decisión fue una gran lección y hoy les doy las gracias porque me ayudaron a terminar mi educación obligatoria y me enseñaron que ninguno de estos objetivos deportivos puede estar por encima de los valores”, ha recordado.

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También ha citado Nadal al más ilustre rector de la Universidad de Salamanca, el escritor y filósofo Miguel de Unamuno, para defender la necesidad de mirar más hacia el futuro que hacia el pasado, con el propósito de “construir un futuro mejor con ilusión”.

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