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TENIS | ABU DABI

Oriente suena a casa

Garbiñe Muguruza y Paula Badosa debutan hoy en el WTA 500 de Abu Dabi para reencontrarse. Ambas se sienten cómodas compitiendo en el territorio.

Actualizado a
Muguruza y Badosa.

Una reside en Dubái y la otra fue campeona allí en 2021. Oriente suena a casa para Paula Badosa y Garbiñe Muguruza, que debutan hoy en el WTA 500 de Abu Dabi, inicio de su gira por los Emiratos. Las dos llegan necesitadas de alegrías y las dos se sienten cómodas compitiendo en el territorio. La catalana, tras perderse el Open de Australia por lesión, se estrena ante Liudmila Samsonova (sobre las 13:30), rusa de 24 años y 19ª en el ranking; la hispanocaraqueña, sin ganar aún en 2023, ante Karolina Pliskova (no antes de las 16:00), checa de 30 y 20ª. Dos rivales complicadas para recuperar confianza y volver a empezar. “He tenido muchos momentos en mi carrera en los que he estado arriba y otros en los que no tanto. Volver a subir es un proceso. Ahora, me estoy enfocando en entrenar duro y ser humilde”, ha declarado Muguruza en el medio local The National. Con perfil bajo para volver a lo más alto.

No existe otra vía. Tanto Samosova como Pliskova tienen mejor ranking que las tenistas españolas, algo impensable hace un año, cuando ambas estaban asentadas en el top-10 y opositaban al trono mundial. Badosa (21ª), tras asombrar al mundo en Indian Wells y sumar su tercer título en Sídney, presentaba candidatura para su primer Grand Slam; Muguruza (83ª), tras proclamarse maestra con sus primeras WTA Finals, demostraba tener cuerda para seguir persiguiendo su tercer major. Poco tiempo después, todo queda muy atrás. Un escenario con dos lecturas, una muy negativa y otra cautelosamente positiva: el tenis, especialmente en el circuito femenino, cambia muy rápido. “En este deporte, una semana puede salir mal, luego la próxima puede ir bien y, de repente, cambiar todo nuevamente. Creo que la experiencia me ayuda a mantener la calma en los momentos no tan buenos, cuando no he estado jugando tan bien o los resultados no han llegado. La carrera de los deportistas es una montaña rusa”, metaforiza Muguruza.

Su caso es el más extremo de los dos. En 2022, pese a llegar al podio mundial, sólo ganó 12 partidos; este año, aún no se ha estrenado. En el WTA 250 de Lyon, uno de esos torneos menores que han vuelto a su calendario, sumó su sexta derrota seguida, la 22ª en total desde que se proclamara maestra (récord de 12-21). El caso de Badosa es distinto. A corto plazo, más esperanzador. Lo era antes de que su lesión en el muslo derecho la apartara del Grand Slam oceánico, al que llegaba lanzada. Sin ir más lejos, de forma numérica, la situación de Paula es radicalmente opuesta a la de Garbiñe: en 2023, aún no conoce la derrota, con cuatro triunfos ante de retirarse en Adelaida, donde iba a disputar las semifinales.

Un camino para (re)encontrarse

De superar el debut, Badosa, que también tiene previsto jugar en el WTA 500 de Doha y el WTA 1.000 de Dubái, podría cruzarse con Barbora Krejcikova (30ª), Veronika Kudermetova (11ª) y Daria Kasatkina (8ª), que ejerce como primera cabeza de serie. En Adelaida, la catalana volvía a sentirse poderosa y, con juego, ratificaba lo manifestado tras dar por cerrado un curso de emocionas contradictorias. “Se acabó mi temporada 2022… un año que ha pasado por todos los momentos. Donde he vivido de las mejores experiencias a las peores. Pero donde he intentado aprender de cada una de ellas y sobre todo salir más fuerte”, reflexionaba. Muguruza, por el lado contrario, en caso de avanzar, se las verá con la reciente subcampeona en Australia, Elena Rybakina (10ª). Luego, por ranking, podría medirse con Beatriz Haddad Maia (14ª) y Belinda Bencic (9ª). Los dos caminos para encontrarse... y reencontrarse.