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MUTUA MADRID OPEN

La asignatura pendiente de Medvedev

El ruso confiesa que se esfuerza por adaptarse a la tierra y aspira a mejorar sus pobres resultados en Madrid, donde no ha pasado de segunda ronda.

La asignatura pendiente de Medvedev
SEBASTIEN NOGIEREFE

El polvo de arcilla no es un entorno amable para Daniil Medvedev. Un tenista que exhibe un 70% de victorias (298 en 420 partidos) y 19 títulos ATP en nueve años como profesional, pero que no consigue cogerle el punto a la tierra, superficie en la que ha perdido 24 de los 44 partidos que ha jugado y nunca ha levantado un título (de hecho todos los que ha ganado, salvo el de Mallorca en 2021, han sido sobre pista dura).

En ese balance, es especialmente pobre su bagaje en el Mutua Madrid Open. El moscovita de 27 años lo ha jugado en tres ocasiones, y en dos de ellas ha quedado apeado en primera ronda (2018 ante Edmund y 2019 ante Pella). Su techo es la segunda, que alcanzó en 2021 (le tumbó Garín), la primera vez que compareció como segundo cabeza de serie del cuadro, condición que repite en la presente edición.

“A lo largo de la temporada he intentado ir tapando pequeñas carencias que tengo en esta superficie”, reconoce Daniil, que, en una sentencia paradójica dada su reconocida destreza en pista rápida, asegura que la tierra de Madrid, por altitud (657 metros sobre el nivel del mar) la más dinámica de la temporada, no le va bien: “No es fácil jugar aquí, no es fácil adaptarse”.

Precisamente por eso cree que debería “jugar mejor” en la capital española, y confiesa que trabaja las destrezas necesarias para moverse con más soltura sobre la alfombra ocre: “Mi objetivo es intentar jugar bien. Puedo ganar a los mejores en tierra también. Trabajo duro para estar listo para el primer partido, que ya será duro (lo más probable es que se enfrente con Murray, dos veces campeón del torneo). He trabajado el primer golpe tras saque y el deslizamiento para estar listo”. Sobre esto último, lamenta que su timing siga siendo malo, lo que le hace “perder tiempo y terreno”. “A veces empiezo a deslizar cuando termino de golpear, y no es lo ideal”, se ríe.

Es por todo esto que Medvedev no se pone objetivos concretos cuando llega la primavera. “Es difícil hablar de objetivos en la temporada de tierra. Si alguna vez gano un gran título en esta superficie, a partir de ahí mi objetivo será ganar siempre. Ahora mismo quizá sería llegar a la final, pero primero tengo que sentirme bien en tierra, sentir que tengo el control del partido y pongo a mi rival en problemas”, explica antes de dejar unas pinceladas de lo que es para él Carlos Alcaraz: “Es muy bueno. Ha conseguido muchas cosas tan pronto que es increíble. Le quedan muchos años por delante. La cosa con Alcaraz es que es impredecible, porque si juegas con sus dejadas, que son maravillosas, en mente te mete una derecha ganadora”. Con el murciano podría encontrarse en una hipotética final que, por curriculum en tierra, no muchos apostarían a que alcance.