Ostapenko arrasa a Muguruza
La tenista letona confirma su excepcional momento con un doble 6-2 y firmando la mejor racha de victorias de su carrera. Kontaveit, rival en semifinales.
Cuando Jelena Ostapenko puede soltar su derecha, es una de las tenistas más peligrosas del circuito. En Doha, está siendo así. Frente a Garbiñe Muguruza, en cuartos de final, no fue distinto. Después de una gira australiana dubitativa y la fallida defensa de título en Dubái, la hispanovenezolana volvía a rugir. Lo hizo, y con muchos decibelios, en octavos de final ante Madison Brengle, con un torrente de golpes ganadores; Ostapenko, 13 del mundo, le devolvió el vendaval. Doble 6-2 en 1h:06. 66 minutos de un huracán que arrasa con todo y que se dirige hacia Anett Kontaveit, su rival en semifinales. Garbiñe, por su parte, se despide de un torneo en el que ha sido dos veces finalista, incluida la pasada edición, y deja huérfana de españolas a la competición, dada la caída de Paula Badosa ante Coco Gauff.
Este inicio de año está sirviendo a Ostapenko para confirmar su candidatura a lo más alto. Tocó la gloria extremadamente joven, ganando Roland Garros con 19 primaveras, y desde entonces busca esa regularidad que exime de toda duda. En 2022, la está encontrando. Con la victoria frente a Muguruza, ha superado su mejor racha de victorias seguidas. Ya enlaza nueve y cinco de ellas fueron para coronarse en Dubái. Con catorce en total, ha vuelto al Top 20 del ranking por primera vez desde 2018 y, ahora mismo, es la sexta mejor tenista del curso. Si gana el torneo, puede colocarse como la segunda jugadora con más puntos del año. Una retahíla de logros para poner de manifiesto su excepcional estado de forma y, también, el muro que Garbiñe tenía delante.
Los recuerdos de la española frente a Jelena, sin embargo, eran dulces. Cuatro enfrentamientos directos entre ambas y tres victorias para la pupila de Conchita Martínez, pensativa en las gradas y tan superada como todos los presentes. Seguramente, si alguien podía controlar el 'huracán Ostapenko' en este WTA 1.000 era la española, pero, si es que es posible, tendrá que ser otra la valiente. "Está jugando bien y tiene mucha confianza, pero espero sacar mi mejor versión y oponer una dura resistencia", avanzaba Muguruza en la previa. La tenista de 24 años no le dio opciones ni de intentarlo.
En un abrir y cerrar de ojos, primer set en el bolsillo. Menos de media hora para sumar cerca de veinte golpes ganadores con un despliegue físico imponente. En el segundo juego, firmaba un primer break con mensaje, fijando la mirada en Muguruza. La tenista nacida en Caracas, intentando vaciar el mar a cubos, rompía para el 2-3, pero el contrabreak era tan inmediato como doloroso, dejando escapar un 40-15. La tónica dominante de un duelo marcado por los 39 winners de la letona (por los cinco de Garbiñe), con 21 errores no forzados que sólo son muestra de su agresividad actual en la pista. "Ha sido más sencillo de lo esperado. Estoy disfrutando de mi tenis en este momento y estoy esperando con hambre las semifinales", aseguraba tras el partido. Quinta campeona de Grand Slam que se carga en su maravillosa racha... y busca próxima víctima.