Este viernes en la Kremlin Cup de Moscú dio la sensación de que Garbiñe Muguruza se dejó ir en su partido de cuartos contra Anett Kontaveit, que venció con suma facilidad: doble 6-1 en 48 minutos, la derrota más rápida en la trayectoria de la española sin mediar retirada. Lo mejor es que el fiasco no se debió a ningún problema físico, simplemente a un mal día en la oficina ante una oponente complicada que está en su mejor momento, aunque la dominaba por 2-1 en el cara a cara.

Garbiñe vio que la victoria se le ponía muy cuesta arriba, a expensas de una remontada que a estas alturas de temporada y después de jugar durante dos horas y 45 minutos ante la checa Martincova el miércoles hubiera sido poco aconsejable, todo vez que su presencia en la WTA Finals está ya prácticamente asegurada pese a la derrota. Eso explicaría su excesiva apatía, ya que dejó pasar muchos golpes de su rival, que ha ganado 19 de sus 21 últimos encuentros, sin ni siquiera hacer intención de devolverlos. Los números cantan: dos golpes ganadores y 23 errores no forzados de Garbiñe, por 22 y 10 de la estonia.

Horas antes, la rusa Pavlyuchenkova, una de las tenistas que amenazaba su clasificación, cayó contra pronóstico ante la checa Vondrousova (6-4 y 6-2), que será la rival de Kontaveit en semifinales (la otra eliminatoria la disputarán Alexandrova y Sakkari) y dijo adiós a todas sus opciones. Ahora, Garbiñe suma 3.250 puntos y es sexta en la carrera, con una ventaja de 24 puntos sobre Iga Swiatek, 138 sobre Paula Badosa y 200 sobre Jabeur. Para perder su posición entre las ocho mejores tendrían que superarla las tres, con un buen resultado en los torneos de Cluj y Courmayeur la próxima semana. La caraqueña está apuntada al primero, aunque no es seguro que lo juegue. Quién si tendrá que hacerlo allí es Badosa, para asegurar su pase, porque Jabeur estará en el otro.

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