Carla Suárez brilla en su regreso, pero se despide de París

Carla Suárez vivió ayer un feliz regreso que también fue una triste despedida. Volvía a jugar 15 meses después de su último partido (contra Kvitova en Doha) y tras superar un cáncer (linfoma de Hodgkin) que le diagnosticaron en agosto de 2020. La canaria mucho mejor de lo esperado, aunque perdió contra la estadounidense Sloane Stephens (3-6, 7-6 (4) y 6-4), toda una campeona del US Open 2017 y finalista en París en 2018.

El resultado era de lo menos, pero se hubiera merecido una despedida calurosa y con público en su último partido en Roland Garros, torneo que no volverá a disputar después de 12 participaciones, porque tiene decidido retirarse este año. La organización programó su partido en el último turno de la Simonne Mathieu y al comienzo del segundo set desalojaron a los espectadores por el toque de queda de las 21:00, impuesto por las autoridades en París. Carla aguantó casi dos horas y media en la pista con entereza y opciones de victoria, porque tuvo un 30-0 con 5-4 y saque en el segundo set. Se llevó algunos aplausos de los entrenadores, el personal del Grand Slam francés y algunos periodistas a quienes se permitía permanecer en el estadio. Nada comparado a lo que habría sido la ovación de una grada poblada de gente.

Sea como fuera, Suárez dijo adiós con orgullo, armada con ese revés a una mano que tanto se echaba de menos en el circuito femenino. Y no ganó porque Stephens, sensiblemente mejorada físicamente, se defendió como un felino y puso muchas bolas en las líneas. La canaria hizo todo lo que pudo, pero le costó aguantar hasta el final, perdió fuelle y una jugadora rodada aprovechó los huecos para atacar y salir viva de milagro. La vuelta de Carla no acaba aquí, competirá donde puede con la ilusión de culminar su carrera en los Juegos Olímpicos de Tokio. Si pone su cuerpo a tono, por tenis no quedará.

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