Garbiñe Muguruza se topó este domingo con una jugadora que no es la número uno del mundo por casualidad ni porque el circuito femenino esté muy abierto. Hoy por hoy, Ashleigh Barty es la tenista más inteligente y estable, es a la WTA lo que Novak Djokovic a la ATP. No tiene golpes que deslumbren, quizás ese revés cortado que tan bien ejecuta y que tanto daño hizo a Muguruza en la final del Yarra Valley Classic, pero todo lo hace bien, desde el saque al drive, y controla el ritmo de los partidos, como el serbio. Por eso la española no pudo dominar como había hecho en los anteriores partidos del torneo y cayó con honor por 7-6 (3) y 6-4 en 1h:47.

La derrota no debe ensombrecer la gran semana de Garbiñe a orillas del primer Grand Slam de la temporada. De hecho, en el primer set ante Barty sacó para ganar después de romperle el saque dos veces a la campeona de Roland Garros en 2019, que llevaba sin jugar desde que fue semifinalista en Doha hace casi un año. Se le escapó en el desempate y partir de ahí el nivel de la jugadora local aumentó exponencialmente. Aún así, Muguruza fue capaz de plantarle cara hasta el noveno juego de la segunda manga, cuando entregó su servicio y después el partido.

No hay muchas jugadores como Barty y eso debe animar a una Garbiñe que ha demostrado en Melbourne actitud y determinación. Cuando impone su ley resulta imparable y desde hace tiempo no se va de los partidos. No le ocurrió en esta final, simplemente su rival fue superior. Sólo había perdido 10 juegos en el Yarra antes de caer contra la aussie.

Buen rodaje

Al Open de Australia llega rodada, con una muy buena preparación desde que se concentró en Marbella a finales del curso pasado, con la guía de la sabia mano de Conchita Martínez y bien preparada físicamente. No hay nada que oscurezca sus opciones y está contenta. No perdió la sonrisa al ser derrotada por Barty, un talante que se echó de menos en sus peores momentos y que parece haber quedado atrás.       

Cuadro y resultados del Yarra Valley Classic.