Habrá un campeón diferente en el US Open 2020
Esta domingo (22:00, Eurosport) el US Open tendrá un campeón inédito, Dominic Thiem o Alexander Zverev. Es la cuarta gran final para el austriaco y la primera para el alemán.
Este domingo el US Open coronará a un campeón diferente. Dominic Thiem, número tres del mundo, y Alexander Zverev, séptimo del ranking, se enfrentarán desde las 22:00 (Eurosport) en la final del torneo estadounidense. El ganador del Grand Slam no se llamará Federer, Nadal ni Djokovic por primera vez desde que Stan Wawrinka levantó el trofeo en Nueva York en 2016 y será el primero que estrene su palmarés en majors desde que lo hiciera, también en el Abierto de EE UU, Marin Cilic en 2014. También será la primera vez que un tenista nacido en la década de los 90 triunfe en un grande. Los jugadores alumbrados en los 80 ganaron los últimos 63 Slams. El último de los 70 fue Gastón Gaudio, en Roland Garros 2004.
Estos son los datos que resultarán de un partido en el que se enfrentarán los dos mejores jugadores del campeonato, que llegaron a la última ronda de muy distintas maneras. Zverev pasó las de Caín para superar a Pablo Carreño, que tuvo una ventaja inicial de dos sets, pero acabó cayendo por 3-6, 2-6, 6-3, 6-4 y 6-3 en una batalla de 3h:23. El gijonés acabó fundido y con problemas, otra vez, en la zona lumbar, pero le queda el consuelo de haberlo bordado en las dos primeras mangas y de que mañana volverá al top-20 del ranking (18º). El alemán nunca había remontado una desventaja de dos mangas. Puede que ese tesón tenga algo que ver su reciente relación profesional con el legendariamente incombustible David Ferrer. Sascha jugará, por fin, su primera gran final.
Thiem, por su parte, superó a Daniil Medvedev (6-2, 7-6 (7) y 7-6 (5) en 2h:56) en un duelo que muchos habían tildado de final anticipada. El austriaco, en plena madurez, se metió por cuarta vez en el encuentro por el título de un major (perdió las finales de Roland Garros en 2018 y 2019 y la de Australia en 2020). Lo hizo con inteligencia y un saber estar que no tuvo su rival, que cortocircuitó por un enfrentamiento con el juez de silla Damien Dumusois, a quien se la había armado el año pasado también en Flushing Meadows, porque este no le aceptó la revisión de un saque. El ruso entró en la zona de la pista de Thiem, algo que no está permitido, y después la tomó con el supervisor (“El US Open es una broma; no hacéis nada”, le espetó). Perdió el punto, el juego y poco después el primer set. Después tuvo un quiebre de ventaja en las dos siguientes mangas, pero Dom remontó en ambas y ganó en sendos desempates.
Zverev y Thiem, buenos amigos y con una rivalidad que va camino de ser clásica (7-2 para el austriaco, que domina 3-0 en Grand Slams), ofrecerán una final inédita. “Va a ser un partido extremadamente difícil. Nuestro duelo en Australia fue épico”, dijo Alexander, que espera ser el primer alemán que gana el US Open desde que lo lograra Boris Becker en 1989. “No quiero seguir perdiendo finales”, advirtió Dominic, que quiere hacer historia para Austria al ser el segundo campeón de Grand Slam de su país tras Thomas Muster (Roland Garros 1995). Ya llamó a la puerta de la gloria y se lo merece. Lo que es seguro es que este domingo habrá un ganador primerizo.