Carreño se queda otra vez a un paso de la final del US Open
Pablo Carreño estuvo a punto de sorprender a Zverev, que remontó dos sets en contra para alcanzar su primera final de Grand Slam. Se medirá con Thiem.
El 11 de septiembre, una fecha fatídica en la historia de los Estados Unidos, podría haber sido inolvidable para Pablo Carreño y para el tenis español. En el 19º aniversario de los atentados de las Torres Gemelas, y en Nueva York, el gijonés fue mucho mejor que Alexander Zverev, cuarto favorito del torneo, en los dos primeros sets, pero el alemán, un proyecto de número uno que no termina de cuajar, remontó con paciencia y una garra que seguramente le ha transmitido su entrenador, David Ferrer, para jugar por primera vez la final de un Grand Slam, el US Open. Carreño se queda otra vez con la miel en los labios en Nueva York, como hace tres años cuando también rozó la gesta, pero cayó en cuatro sets contra Kevin Anderson. Esta vez Zverev necesitó cinco para imponerse al asturiano por 3-6, 2-6, 6-3, 6-4 y 6-3 en tres horas y 22 minutos. Se medirá el domingo (22:00, Eurosport) a Dominic Thiem.
Había fe en las posibilidades de Carreño, de su equipo y de él mismo en primer lugar, y también porque Zverev había llegado a las semifinales a trancas y barrancas, sin jugar demasiado bien. Todo lo contrario que el asturiano, que estaba fantástico en consistencia, profundidad y precisión en los golpes, con buenos saques y madurez, mucha madurez. Aunque al final se impuso el ranking y las cualidades del teutón, sobre todo el servicio (24 aces para 71 winners), que le sacó de apuros cuando peor lo pasaba. Ya tiene un premio asegurado: el lunes será el 18º del mundo, otra vez en el top-20 (Bautista recuperará el 10º puesto). Además, con su papel en este Grand Slam le da una bofetada a todos los que le han faltado al respeto durante estas dos semanas, entre ellos el díscolo Nick Kyrgios, que dice le haría “picadillo”. Habría que verlo.
El sonido del vendaval inicial de Carreño, un ‘eh’ que se acentuaba con los golpes ganadores, resonó en una vacía Athur Ashe, la gigantesca pista central del Billie Jean King Center en la que no hubo público para disfrutar y aplaudir al español. Si le vieron millones de espectadores en todo el mundo y alucinaron con su rendimiento. En el primer set iba camino de meterle un 6-1 a Zverev y en el segundo tuvo cerca el resto. La ventaja se quedó en menos, pero bastó. El teutón, desesperado, no daba con la fórmula para quitarse de encima la presión en sus servicios. El primer juego de la segunda manga se le escapó tras casi 15 minutos de batalla en los que encajó un primoroso revés a la línea de su rival. Carreño voló durante un periodo excelso que echó por tierra los intentos de reacción de Sascha.
Faltaba rematar. Y no lo puso nada fácil Zverev. Más centrado, rompió el saque del gijonés para ponerse con 3-1 y servir. Pablo, con la intensidad en descenso tras su despliegue inicial, se dio cuenta y aumentó su agresividad para hacer el contraquiebre. Sin embargo, no le quedó más remedio que remar contracorriente porque su oponente sumó un nuevo break y esta vez lo consolidó con facilidad y con cuatro saquetazos en su siguiente turno, el tenista de Hamburgo acortó distancias en el partido.
Remar para morir en la orilla
A Carreño le tocaba bajar la cabeza y sufrir, algo que no había experimentado en los dos primeros sets. Le faltaba un pelín más de fuerza para pegar golpes profundos con el drive y el saque le rescató. Su oponente también afinó en ese aspecto tras entregar cinco dobles faltas en las dos primeras mangas y al resto ya había dado un paso al frente e inquietó mucho. Tanto que sumó otra rotura y se adelantó en el cuarto parcial (2-1). “No puedo darle a la bola”, pareció decirle Pablo a su equipo. Aunque, acto seguido, rompió el servicio de Zverev en blanco y después se puso por delante (3-2). Ese era el partido que se esperaba desde el principio. La jueza de silla, Marijana Veljovic, advirtió a Carreño por posible coaching y esté, con ironía, le dijo a su entrenador, Samuel López, “anímame más claro, cuando digas ‘vamos, vamos’, más alto, para que lo oiga”. Zverev atacó de nuevo, ya en modo estrella. Además, Pablo le dio un pelotazo lícito que le enfadó. Y el duelo se fue al quinto set con dos aces del alemán.
Atendido por el fisio del torneo con molestias en la cadera y la zona lumbar. Sin piedad, Sascha coleccionó otro break y se fue a por el partido con saña. Estuvo cerca de colocar un letal 3-0 a su favor, aunque aguantó Carreño. No se dio por vencido, se alimentó y peleó. No obstante, Zverev no bajó la guardia y aprovechó la oportunidad que buscaba y que le llega a los 23 años, con toda una carrera por delante.