El cuento de hadas de Azarenka puede con Serena
Vika vuelve a una final de Grand Slam siete años después. Noveno intento fallido de Serena Williams tratando de igualar los 24 grandes de Margaret Court.
Son 2.562 días los transcurridos entre el 7 de septiembre de 2013 y el 12 de septiembre de 2020. En la primera fecha, Victoria Azarenka disputaba la final del US Open, siendo derrotada por Serena Williams. En la segunda, que es este sábado, 'Vika', a sus 31 años, volverá a jugar la final de un Grand Slam. Siete años después, con una maternidad en 2016 y con muchos baches en el camino cuando regresó a las pistas, la bielorrusa vuelve a optar a ganar un major. Para ello, Azarenka tuvo que resistir y vencer a una desfondada Serena Williams por 1-6, 6-3 y 6-3 en casi dos horas de partido. El encuentro, además, fue histórico: dos madres se enfrentaban en las semifinales de un Grand Slam por primera vez en la historia.
Azarenka, que está jugando su mejor tenis de los últimos años, llegaba a las semifinales con un balance de 0-10 frente a Serena Williams en Grand Slam, incluidas dos derrotas en la final del US Open. La estadounidense venía de jugar tres partidos seguidos que se fueron hasta el tercer set, en los que se la vio sufrir físicamente. Y esto ocurrió de nuevo. Serena salió al encuentro al más alto nivel, como todavía no se la había en el torneo, y cerró el primer set rápidamente, buscando acabar el encuentro lo antes posible. Pero antes de que eso ocurriese llegó su bajón físico, que acabó resultando en hundimiento. Azarenka mejoró desde la mitad del segundo set, y jugando un tenis inteligente y ambicioso acabó por ahogar a una Serena Williams que firma su noveno intento fallido (incluidas una final en Wimbledon y dos en el US Open) de alcanzar el récord de 24 Grand Slam ganados por la legendaria Margaret Court. A punto de cumplir 39 años, las oportunidades se le van acabando a la vencedora de 23 grandes.
La historia de Azarenka es de esas que tanto conmueven en el deporte y de la que no extrañaría ver alguna producción audiovisual en el futuro. Ganadora del Abierto de Australia en 2012 y 2013, y finalista esos años en el US Open, ocupó el número uno del ranking mundial durante 51 semanas. Tras unos años bajando en la clasificación por repetidos problemas físicos, Vika anunció en 2016 que daría a luz a su primer hijo, Leo, lo que la apartó de las pistas hasta mediados del año siguiente. "Sentí que era una bendición pero todavía tenía mis propios sueños y mi propia carrera. Sabía que volvería a jugar, pero mi pensamiento inicial fue 'Oh, Dios mío, no voy a volver a jugar al tenis'", dijo hace un año sobre lo que supuso para ella el nacimiento de su hijo.
Medio año después de dar a luz, en el verano de 2017, la bielorrusa se divorció de su marido, estallando una batalla legal por la custodia de su retoño. Tal fue de angustiosa la situación que Azarenka se vio obligada a renunciar a muchos torneos, dado que salir de California podría suponer la pérdida de la tutela sobre el pequeño Leo. Lo poco que jugaba, Vika lo hacía entre problemas físicos y personales, con la cabeza en otro sitio. Explotó en la rueda de prensa posterior a su derrota en la primera ronda del Abierto de Australia 2019, al que volvía por primera vez después de su maternidad. "He pasado por muchas cosas difíciles en mi vida, a veces me pregunto por qué. Creo que me van a hacer más fuerte, quiero creer eso y voy a trabajar duro para ello. Necesito un poco de tiempo y paciencia, también un poco de ayuda", dijo entre lágrimas una Azarenka completamente destrozada.
Y no se equivocaba Vika. Necesitó todavía algo más de tiempo y paciencia, ya que 2019 fue un mal año para ella, que seguía siendo machacada por las lesiones. Ahora, la propia Azarenka ha admitido que eran ciertos los rumores que circulaban a finales del año pasado, que decían que la bielorrusa contemplaba seriamente su retirada tras anunciar que no jugaría en Australia por motivos personales. "Lo he pensado (retirarse) varias veces. En enero no sabía si jugaría. Decidí intentarlo una última vez", comentó hace unas semanas. Sin ganar un partido desde el 13 de agosto de 2019, Azarenka llegaba al pasado Western & Southern Open (torneo de Cincinnati) admitiendo haber cambiado su mentalidad y estar disfrutando más de la vida. Y el tiempo y paciencia que pedía ya no fue necesario. Ganó el torneo cediendo un solo set (no jugó la final por la retirada de Osaka), y en el presente US Open se ha cargado a jugadoras de la talla de Sabalenka, Muchova, Mertens y Serena Williams para volver a la final de un Grand Slam siete años más tarde. Después de estar más de un año sin ganar, ahora Azarenka lleva once victorias consecutivas y ninguna derrota desde el regreso de la competición.
"Ojalá pueda inspirar a las mujeres a cumplir sus sueños, ser madre es lo más importante en mi vida pero también quiero conseguir mis sueños. Eso es lo que quiero transmitir, que las mujeres pueden conseguir lo que se propongan", contó Azarenka minutos después de su partido contra Serena. Espera en la final la japonesa Naomi Osaka -que ganó su encuentro ante la sorprendente Jennifer Brady-, en la reedición de la que iba a ser la final del Western & Southern Open, pero que no se pudo dar por el abandono de la nipona antes del encuentro por molestias en su muslo izquierdo. Ambas jugadoras, imbatidas desde la vuelta del tenis (sin contar la retirada de Osaka), pelearán el sábado por su tercer Grand Slam. El cuento de hadas de Azarenka en Nueva York (donde está pasando los días en una casa alquilada y no en un hotel, con su madre y su hijo), que a punto estuvo de no darse si se llega a retirar, sigue teniendo nuevas páginas, y qué mejor capítulo habría para esta historia que una victoria en el US Open.