Victoria Azarenka poco a poco se acerca a su regreso a la élite del tenis después de pasar por una de las aventuras más bonitas y a su vez más duras de su vida: el nacimiento de su hijo Leo y la batalla que mantiene con su ex marido para conseguir la custodia del pequeño.

En una entrevista a la BBC la tenista bielorrusa confesó cómo vivió su etapa del embarazo, en la que llegó a pensar en colgar la raqueta: "Estaba asustada. No fue fácil. Quería sabe si volvería a jugar y cuándo lo haría. Sentí que era una bendición pero todavía tenía mis propios sueños y mi propia carrera. Sabía que volvería a jugar, pero mi pensamiento inicial fue 'Oh, Dios mío, no voy a volver a jugar al tenis'"

Azarenka, que esta temporada ha alcanzado la final en el Torneo de Monterrey en la que se tuvo que retirar por lesión cuando jugaba por el título ante Garbiñe Muguruza, confesó que después del embarazo se sintió bastante mejor. "Estoy segura que muchas mujeres no estarán de acuerdo conmigo pero me sentí mucho mejor después del embarazo. Me sentí más fuerte físicamente y mi cuerpo se sentía mucho mejor. Creo que, al fin, mi cuerpo ha madurado para convertirse en el de una mujer".

La tenista bielorrusa, doble campeona del Open de Australia en 2012 y 2013 y actual número 43 en la clasificación WTA, se mostró orgullosa de la lucha de las mujeres para mejorar sus condiciones en el circuito y para que puedan compatibilizar su embarazo con su carrera tenística en el regreso al circuito. "Tenemos el poder de cambiar las reglas y lo hemos hecho. Pienso que ese es el legado que quiero dejar, eso por lo que he peleado para que las mujeres estén más cómodas, rompan esos estereotipos y sigan esa lucha hacia delante. Esa evolución seguirá rompiendo fronteras y crecerá la ilusión de las mujeres en el deporte"

Sin embargo Azarenka ha tenido que afrontar un episodio muy difícil en los últimos años después de separarse de su marido y mantener un duro litigio para hacerse con la custodia de su pequeño. Una situación que le hizo perderse varios torneos a finales de 2017 y principios de 2018 y que también repercutió en su día a día. "Tengo que ir a trabajar y muchas veces me hago fotos con la gente y sonrío. Hay días que lo hago con mucho esfuerzo, y otros días son mejores. Pero en realidad otras veces quiero llorar, esconderme y no ver a nadie. Aunque esta situación sea complicada, nunca he podido aprender tanto sobre mí. Me ha llevado a salir fuera de mi zona de confort. Es duro, pero estoy agradecida por ello".

Ahora, Azarenka alterna su regreso al circuito WTA, donde poco a poco se acerca a la élite en la que estaba antes de su parón por el embarazo, con los cuidados de su hijo. "Antes de que mi hijo naciese, el tenis era mu vida. Dije que volvería porque era muy importante para mí demostrárselo a la gente. Pero ya no me gusta mucho porque quiero estar con mi hijo cada minuto de mi vida. Pero el tenis es mi trabajo".