Sharapova cae al puesto más bajo desde sus inicios: 380
Sharapova, que perdió en primera ronda del Open de Australia (la tercera vez consecutiva que pasa en un Grand Slam). Así sólo podrá jugar torneos por invitación.
María Sharapova pasa por uno de los momentos más bajos de su larga carrera. Sería el peor si no fuera por la suspensión por 15 meses que sufrió por dopaje en 2016 tras caer en cuartos de final del Open de Australia contra Serena Williams y que realmente fue el principio del fin de su presencia en la élite del tenis. Cuatro años después, la rusa ha vuelto a caer en Melbourne, pero esta vez en la primera ronda, y enlaza ya tres derrotas a las primeras de cambio en Grand Slams, tras Wimbledon y el US Open de 2019. Desde ese paso atrás, fuera de forma y expuesta a lesiones, sólo ganó un torneo (Tianjin en 2017) y su mejor resultado en majors fue llegar a cuartos de Roland Garros 2018.
Su derrota trae, además, severas consecuencias, porque defendía 240 puntos por haber llegado a octavos el pasado curso y se han esfumado. De ese modo, Maria pasará del puesto 145 que ocupa ahora al 380 (provisionalmente), el más bajo en el que habrá estado desde que se hizo profesional (el 5 de agosto de 2002 fue la 470ª del ranking). De momento, pierde 235. Desde las profundidades de la lista le será imposible participar en torneos a no ser que reciba una invitación, como la que le ofrecieron para disputar el primer major de la temporada. De eso ha vivido principalmente la jugadora de Nyagan, gracias a su glorioso pasado, y puede servirle aún en los torneos importantes.
Donna Vekic ejecutó a Sharapova en la Rod Laver Arena el martes. Y ella, ganadora de 36 títulos, entre ellos cinco grandes, y ex número uno del mundo, se quedó muy tocada por la derrota: "Me resulta difícil decir lo que pasará dentro de 12 meses", dijo Sharapova, campeona del Open de Australia en 2008. "Tuve la suerte de estar aquí y poder agradecerle a Craig (Tiley, presidente de Tennis Australia) y a todo su equipo que me permitieran ser parte de este evento", añadió. "No tengo una bola de cristal para decir si puedo o si quiero (jugar el número de torneos que me gustaría), pero me encantaría, sí", deseó la rusa. "Es difícil decir si estoy en el camino correcto en este momento, pero la única forma de salir es seguir creyendo en mí misma, porque si lo hago todo bien y no creo, entonces será una mala fórmula", concluyó antes de encarar un futuro incierto.