Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

ROLAND GARROS

Nadal: "Llegué a pensar en parar para regenerar mi cuerpo"

Rafa Nadal (Manacor, 33 años) atendió a AS tras alzar su decimosegundo Roland Garros. “Nunca me canso de sufrir a nivel tenístico, lo vivo con pasión”.

París
Rafa Nadal antes de entrar a la final de Roland Garros 2019.
Rafa Nadal antes de entrar a la final de Roland Garros 2019.AFP

Rafa Nadal (Manacor, 33 años) atendió de nuevo a AS en una entrevista que tuvo dos partes, una, cuatro horas después de levantar la Duodécima en Roland Garros y otra, al día siguiente en su hotel. El campeón viajó después a Mallorca, donde ha iniciado un merecido descanso.

-¿Hace un mes y medio se veía aquí y así?

-No, pero si seguí fue porque pensaba que podía estar, aunque en ese momento no lo viera. Creía que podía llegar, si no, no hubiera seguido. Si hubiera pensado que no podía, habría tomado otro camino.

-¿Tuvo un momento de bloqueo?

-No exactamente. Hay momentos en los que hay que tomar decisiones y los que siguen el circuito saben lo que me ha pasado en los últimos 18 meses. Si al tema de la rodilla (derecha), que me ha ido dando problemas, le sumamos todas las cosas extra que me han ido sucediendo, son muchas. Vas tirando para adelante, pero tocas fondo, porque es frustrante no poder entrenar ni competir para luchar por los objetivos por los que juegas al tenis.

-Lo pasó mal...

-Después de Indian Wells tuve un bajón físico y mental. En mi cabeza había varias alternativas, y una era parar para ver si se regeneraba un poco mi cuerpo y dejaba de ir de lesión en lesión. La otra era seguir adelante, pero con otra dinámica, porque en la que estaba era negativa, no veía la luz.

Ampliar
Judith White/ZUMA Wire/dpa

-¿Y qué hizo?

-Necesitaba un cambio de chip y lo hice, con actitud, energía y aceptación para poder competir bien en la temporada de tierra, que es la parte más bonita del año para mí. De lo más satisfecho que estoy, al margen de la campaña ha sido fantástica con dos títulos y tres semifinales, es de haber hecho de ese proceso lo que yo visualizaba, valorando cada día las pequeñas mejoras, el hecho de tener la oportunidad de jugar. Desde ahí conseguí llegar a un nivel muy alto. Cuando perdí contra Thiem en Barcelona ya me gustó cómo jugué, igual que en Madrid hasta el día de Tsitsipas, un encuentro en el que no estuve bien pero competí. Ya había dado pasos hacia adelante muy importantes, y en Roma di el definitivo.

-¿Cómo estaba cuando llegó a Mallorca después de Indian Wells?

-Con pocas ganas, porque físicamente tenía una roturita en el tendón de la rodilla que suponía otra vez tratamiento, dejar de jugar dos o tres semanas y empezar otra vez poco a poco y volver a competir con dolor. No se regresa perfecto. Ves las cosas complicadas. Nunca me canso de sufrir a nivel tenístico, en la pista. No consideró un sufrimiento mi forma de competir y de luchar. Vivo el tenis con pasión. Pero sufro con el dolor y la incapacidad. Me cansa que ocurra de forma continuada. Hablo ya incluso de la vida, no solo del deporte. Tender dolor continuamente es duro. Acumulas dolor, dolor, dolor durante muchos meses, y encima cuando te recuperas entras en otro problema. Pasé un momento bajo en Indian Wells y en Montecarlo no llegué porque venía de muy abajo.

-¿Cuando entró en ese agujero se sintió en algún momento muy solo?

-Nunca me he sentido así en ninguna parte. Tengo amigos de toda la vida, los mismos desde que tenía tres años. Puedo hablar con cualquiera de ellos. Mi equipo es prácticamente el mismo de toda la vida y tengo una familia de Manacor. En los pueblos la vida diferente que en las grandes ciudades, tengo contacto con mi familia a diario. No me he sentido solo nunca, pero lo que vivo y siento, lo siento solo yo y soy el que paso por diferentes situaciones. A veces necesito momentos de ayuda de la gente que me conoce bien, que me quiere, y también del equipo. Siempre he estado bien asesorado y acompañado.

Ampliar
Clive BrunskillGetty Images

-¿Cómo consigue tener siempre la llave para salir del pozo?

-En realidad, lo bueno que tengo es que ni cuando ganó es todo increíble ni cuando pierdo es todo nefasto. Soy una persona que emocionalmente soy estable, con momentos mejores o peores, pero ni muy para arriba ni muy para abajo. Estoy en un término medio que me ayuda a aceptar las cosas negativas y positivas. Cuando estas últimas pasan, el hecho de no ‘elevarme’ me ayuda mucho a poder seguir haciéndolas. Mantengo un perfil lógico y normal, valorando lo que va pasando y respetando el deporte, los rivales y la competición. Puedes ganar o perder, un principio muy básico pero muy real. Teniendo la aceptación de esas dos cosas se puede encarar todo de una forma más adecuada.

-Contó que en Barcelona se encerró en su habitación, ¿qué hizo ahí?

-Todos se fueron a cenar y yo no estaba de humor. Necesitaba pensar después de hablar con el equipo y mi familia. Hay cosas que te pueden inspirar, herramientas que te pueden ayudar, como pueden ser los vídeos. Hice una reflexión adecuada y subí mi ánimo.

-Le gusta bastante la música, ¿cuál fue la banda sonora de su recuperación?

-No lo recuerdo muy bien, porque escucho música casi siempre, antes de los partidos, en la habitación si no estoy viendo algo o leyendo… Casi siempre estoy con música de fondo. Para cada momento y para cada estado emocional la hay diferente, que realmente te ayuda a inspirarte, a ponerte las pilas o a relajarte. Soy un amante de la música en general, no un seguidor de un solo estilo. Me gusta y me ayuda.

Ampliar
Aurelien MeunierGetty Images

-¿Y después de lo que ha hecho en Roland Garros, se ve capaz de todo?

-No, nunca me he visto así. Me veo feliz de haber conseguido algo que es muy especial. Pero claro que el camino que se ha hecho no es para dejarlo ahí, es para seguir adelante. Tengo que ajustar un poquito mi calendario, cosas que tengo que hablar con mi equipo para intentar estar bien en los torneos que me gustaría estar bien. Y desde planteamiento, intentaré seguir adelante y darme opciones de hacerlo bien en Wimbledon. Después, ya veremos lo que ocurre.

-Siempre ha sido muy prudente diciendo que hay que valorar lo que ha ganado, ¿en algún momento dejó de hacerlo?

-Yo no, no he cometido ese error. Sí que es verdad que en algún momento, no ahora que acabo de ganar un título, la gente daba casi por hecho que tenía que hacerlo. Eso es peligroso, pero hace ya tiempo que esto no ocurre. Desde 2015 esa sensación desapareció ya. He valorado cada título y algunos me han hecho más ilusión que otros.

-¿Tenísticamente, qué es lo que más satisfecho le dejó en el torneo?

-Hice muchas cosas bien o, mejor dicho, no hice casi ninguna mal. No saque increíble, pero sí bien y en momentos importantes saqué puntos con el servicio. El revés estuvo muy bien durante todo el torneo, el drive, a un nivel alto, la movilidad, bien… El hecho de haber podido jugar cinco semanas sin retirarme es lo que me ha dado confianza en mi cuerpo, en poder correr, en poder desplazarme sin miedo. Si acumulas parones, tienes miedo cuando te mueves y no vas a por las bolas con confianza. Competir a veces es un entrenamiento, porque me permite avanzar y mejorar.

Ampliar
Aurelien MeunierGetty Images

-Bjorn Borg ganó seis veces Roland Garros y hace poco le hicieron una película. Usted ya ha ganado doce, ¿qué tiene que hacerle, una serie?

-(Sonríe) No, es especial lo que ha ocurrido en este torneo o lo que pasó otras veces en Montecarlo, Barcelona y Roma, pero en Roland Garros tiene algo más de trascendencia. Es difícil expresar lo que significa para mí. Estoy feliz por todo y soy consciente de que he hecho algo especial.

-¿Le ha emocionado alguna felicitación de las que recibió?

-Prometo que no he podido leerlas. No paré después de la final.

-¿Y qué me dice de los elogios que le han llovido desde todas partes?

-Siempre me he sentido muy respaldado y querido tanto por los compañeros de los medios de comunicación como por el público en general, todos los que siguen el tenis y a mí en particular. Sólo puedo darles las gracias.

-¿Es usted de los que se lleva recuerdos cuando gana títulos como este?

-Normalmente guardo la mayoría de las camisetas de los Grand Slams que he ganado. Cuando termina un partido como el del domingo, me llevo el conjunto de juego entero.

-¿Después de este éxito, qué quiere, qué desea más?

-Me voy marcando objetivos y metas a corto plazo. La de ahora era poder terminar la temporada de tierra y llegar a París como llegué. Una vez conseguido, lo siguiente es descansar, reposar tras estos meses de tensión, desgaste físico y mental. Necesito parar un poquito antes de pensar en Wimbledon cuando me ponga otra vez al trabajo.

-Si no le ocurre nada, tiene mucho que ganar en lo que queda de temporada, porque el año pasado solo jugó tres torneos…

-No tengo claro mi calendario ni hasta donde voy a alargar mi temporada. Sé que necesitaré recuperar mi cuerpo en un momento dado, aunque no sé cuándo tomaré la decisión de hacer un descanso. Ahora tengo ilusión de seguir y mirar hacia adelante. Cuando llegue el momento de tomarme un ‘break’ lo haré. Cuando se avanza en la carrera es importante hacerlo.

-¿Qué va a hacer ahora mismo?

-Lo primero es que este martes tengo la graduación de los niños y niñas de la Academia. Estaré con ellos. Después intentaré desconectar un poco, me gustaría ir unos días al mar, pero no está en condiciones, creo. Jugaré al golf, visitaré a la familia, que he podido estar poco con ellos estos dos últimos meses, y disfrutaré del inicio del verano.

-Hablando de la Academia, ¿cómo va, está contento con ese proyecto?

Es complicado en todos los sentidos, pero estamos encantados. No nos podemos quejar. Hace escasos tres años que está abierta y la implicación de los trabajadores y trabajadoras es estupenda. La acogida de toda la gente que ha venido, nos ha dejado bonitos recuerdos. Se van contentos de la experiencia. Hay 130 niños y niñas viviendo y estudiando allí. Además, hay más de 2.000 socios en el gimnasio, muchos usuarios asiduos del centro deportivo, visitantes de todo el mundo que viene a hacer el programa del mundo. Se ha generado un punto de encuentro que es lo que me satisface más. Poder vivir y compartir con tanta gente de tantos lugares momentos personales es especial.