Nadal bate a un rebelde Goffin y entra en octavos por 14ª vez
Nadal elevó su nivel para batir a Goffin, su mejor rival en esta edición, que le ganó un set. Ya lidera, junto a Federer, la lista de presencias en 4ª ronda. Le espera Londero.
Más exigido que en sus dos anteriores partidos, Rafa Nadal tuvo que elevar su nivel de juego para vencer a David Goffin (28 años, 29º del mundo y número 7 en 2017), el mejor rival al que se ha enfrentado en esta edición de Roland Garros: 6-1, 6-3, 4-6 y 6-3 en 2h:49, justo diez años después de la primera de sus dos derrotas en el campeonato, contra Soderling (lo otra se la infligió Djokovic en 2015). Con su victoria, el balear alcanza por 14ª vez los octavos de final del torneo y se sitúa, junto con Federer, a la cabeza de la lista histórica de más apariciones en la cuarta ronda de París, ambos por delante de Budge Patty, jugador estadounidense de los años 50, que se quedó en 13. No hace tanto tiempo que Nadal perdió su último set en el Grand Slam francés. El año pasado, Schwartzman le ganó el primero en cuartos. Aunque a estas alturas de competición, solo le había ocurrido tres veces (2006, 2011, 2013) en sus anteriores 14 participaciones. Un hecho que puede quedarse en anécdota, ya que tras este pronunciado repecho ante el belga, al balear le espera otra vez el llano, al menos en teoría: el argentino debutante en un grande Juan Ignacio Londero (25 y 78º), que ganó al francés Corentin Moutet (20 y 110º) en un partido épico resuelto en cinco mangas.
En el primer set, a Goffin le pasó por encima un vendaval. En sus mejores minutos de juego, Nadal vio la pista tan grande como un campo de fútbol y dirigió la bola como quiso, moviendo a su oponente de un lado a otro, matándole a correr. Con el saque sólo perdió un punto y ganó más de la mitad al resto (58%. Cuando el tenista de Rocourt quiso probarle, respondió raudo y felino. Así rozó el rosco y encaró el segundo parcial con confianza. Goffin opuso más resistencia, pero aún no encontró la forma de complicar el servicio del número dos del mundo. Encajó dos quiebres y con 2-0 en contra, cuando parecía abocado a una derrota por la vía rápida, se vino arriba. Literalmente. Empezó salvando tres puntos de break en el segundo juego y luego restó más adelante y con más intención hasta que en el noveno le llegó la primera ocasión de rotura y la aprovechó. Luego tenía que sacar para ganarle un set al Caníbal de la tierra y no falló.
Situación anómala y extraña para Nadal en su pista preferida, una Philippe Chatrier iluminada por un sol radiante, sin viento, que se fue oscureciendo por la sombra de las nuevas gradas. Goffin no cejó en su empeño de tutear al español, pero el esfuerzo para conseguirlo es casi inhumano y lo pagó. Rafa, encoraginado y animándose continuamente, le colocó un 4-1. El belga, que encontró su mejor tenis en mucho tiempo, resistió todo lo que pudo antes de claudicar ante su rival por cuarta vez sobre arcilla (4-1 en el global). "David en un buen jugador. Yo empecé muy bien en el primer set y él mejoró en el tercero. Pude recuperarme y sacar adelante el cuarto", dijo Nadal en francés tras el encuentro. Plantar cara fue el consuelo del perdedor y un toque de atención para el 11 veces campeón de Roland Garros.
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