La 'trampa' de Kyrgios enreda a Nadal en un duelo fastuoso
Nadal cayó en un partido espectacular de tres horas ante un Kyrgios en estado puro, que alternó destellos de genio con tretas feas y faltas de respeto. Wawrinka, su rival en cuartos.
La fortaleza mental de Rafa Nadal, sin duda su virtud más elogiada, fue puesta a prueba en Acapulco por uno de los jugadores que más le ha incomodado en los últimos tiempos, el imprevisible Nick Kyrgios. El australiano, en estado puro, alternó destellos de genialidad con tretas feas y faltas de respeto, un cóctel indigesto para el ganador de 17 Grand Slams y que doblegó finalmente su voluntad en un duelo fastuoso y entretenidísimo con momentos de un gran nivel tenístico: 3-6, 7-6 (2) y 7-6 (8) en 3h:05. "Es uno de esos días en los que no ha tocado ganar. Tuve muchas oportunidades", dijo el español. Y perdió sin ceder ni una vez el saque y con una sola opción de rotura para su contrincante.
Kyrgios (23 años y 35º del mundo) salvó nueve puntos de break a lo largo del encuentro y tres bolas de partido en el último desempate para vencer a un Nadal mejorado y con sensaciones recuperadas para lo que viene, dos Masters 1.000 (Indian Wells y Miami) en los que sólo puede sumar (de México saca sólo 45 puntitos). Antes, el polémico aussie (fuera de la pista aseguran que es un pedazo de pan) ofreció un compendio de malas artes que empezaron por exagerar, aparentemente, molestias de todo tipo. Primero se ausentó para ir al servicio y al final del primer set aseguró que se sentía "muy enfermo". De hecho, amenazó con retirarse si no aguantaba un par de juegos más. No lo hizo porque no le fueron mal y milagrosamente se recuperó, con ayuda de un líquido mágico, para igualar el choque después de levantar cuatro opciones de rotura de Nadal en el noveno juego. Más tarde se quejó de la rodilla izquierda y pidió que le masajearan la espalda. Además, antes del tie-break del segundo parcial tiró un juego con un willy que no venía a cuento y tras encajar de manera indolente tres saques directos del balear. En el tercer parcial se permitió el lujo de sacar una vez de cuchara y mandar callar al público con palabras malsonantes.
Por otro lado, Kyrgios exhibió un potencial ofensivo que le haría imparable si amueblara de forma adecuada su cabeza: 58 golpes ganadores, incluidos 21 aces con los que contrarrestó sus 49 errores no forzados. Nadal tenía claro el plan, sacar al cuerpo de su rival y esperar los restos muy atrás, y no rehuyó la pelea. Sumó 39 winners por sólo 17 fallos. También sirvió bien, con un 84% de puntos ganados con primeros y un 63% con segundos, números con los que hubiera vencido a casi cualquiera. El balear, olvidados los problemas en la muñeca izquierda ("Mi mano esta perfecta", aseguró), aguantó todo lo que pudo, más de lo que muchos soportarían y demostró que va a pelear otro año por todo. Le faltó rematar alguna de las cinco ocasiones de rotura que tuvo para ponerse con 4-2 y saque y, sobre todo, cerrar el partido cuando dominaba 6-3 en el desempate final.
Fue un espectáculo maravilloso de tenis, que acabó con el enésimo mal gesto del ganador al señalarse los oídos ante los silbidos de la mayoría del público. Este jueves jugará los cuartos del Abierto Mexicano contra un recuperado Stan Wawrinka, que tendrá que templar sus nervios si quiere superar a Nicholas Hilmy Kyrgios, todo un personaje.