Además de la resurrección de Novak Djokovic, Wimbledon vivió también la de Angelique Kerber. La fiesta estaba preparada para celebrar un posible 24º Grand Slam de Serena Williams, que hubiera igualado el tope de Margaret Court, pero la alemana no se arrugó y ganó por un doble 6-3.

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Kerber ocupó el número uno en tres periodos, entre septiembre de 2016 y julio de 2017, sumando un total de 34 semanas. Subió a lo más alto con sus títulos en 2016 del Abierto de Australia y el US Open. Luego, su juego fue languideciendo, perdió fuelle, ranking y condición de favorita. “Nadie esperaba algo así después del mal 2017 que tuve, pero he sido capaz de recuperarme y mejorar mi situación. Sin esa temporada tan negativa, no hubiera sido capaz de ganar este torneo. Ahora soy mucho mejor jugadora”, reconoció.

Con 30 años, la de Bremen pudo disfrutar del baile de los campeones en Wimbledon. Una tradición que había caído en el olvido en los últimos años, pero ella y Djokovic recuperaron. Los dos felices, revividos. Después de una final perdida en el All England, llegó el título.