Nadal saca el rodillo, se acerca a su mejor tenis y está en octavos
El español arrolló a Dzumhur, que intentó jugarle de tú a tú. Se enfrentará en octavos al argentino Schwartzman, que se deshizo de Dolgopolov (6-7 (1), 6-2, 6-3 y 6-3).
En modo rodillo y muy cerca, cada vez más, de su mejor tenis. Así anda Rafa Nadal en el Abierto de Australia. Ya lo advirtió Leo Mayer, su penúltima víctima: “Le veo mucho mejor que en el US Open (se enfrentaron con victoria del balear en cuatro sets)”. El número uno del mundo coge ritmo con cada partido y el ranking le ha venido bien para enfrentarse a rivales sobre el papel inferiores como Damir Dzumhur, a quien sometió (6-1, 6-3 y 6-1 en una hora y 50 minutos) pese a que el bosnio le jugó muchas veces de tú a tú.
Mejorado desde su único cruce anterior en el Masters 1.000 de Miami en 2016 (aún se recuerda la exagerada celebración tras su victoria por retirada de un mareado Nadal), este chico de 25 años y 30º del escalafón, supo levantarse tras evitar de milagro un rosco en el primer set (22 minutos) y a partir de ahí le hizo partido al campeón de 2009, pero no lo bastante. Porque delante tenía a un tipo que le fundía a derechazos y golpes ganadores (13 en el primer parcial y 28 al final) y le incordiaba con reveses cortados. Por poner peros, el saque en algunos momentos, y aun así fue mejor que su contrincante en todo menos en los aces (4-5 y cerró el partido con uno), y alguna subida a la red a destiempo.
El de Manacor se enfrentará en octavos al argentino Diego Schwartzman, a quien gana 3-0 en sus duelos particulares, y que se deshizo de Dolgopolov (6-7 (1), 6-2, 6-3 y 6-3). Es la undécima vez que se clasifica para la cuarta ronda del Grand Slam oceánico y con 11 empata así en la segunda posición de la tabla de los que más veces lo han logrado con Stefan Edberg, solo por detrás de… Roger Federer (19), el de siempre.
Dzumhur, un tenista con potencial, rapidez y buena derecha, le fue aumentando el nivel de exigencia a Nadal y ni así logró hacerle suficiente daño como para que dudara. Solo alargó los juegos para deleite del público que abarrotó la Margaret Court Arena. Rodaje para el ídolo —que hasta se marcó un Willy (golpe por debajo de las piernas)— con la ayuda de una brisa fresca que por fin se apiadó del caluroso Melbourne.