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Pepe Imaz: “Djokovic tiene amor, respeto y aceptación”

Pepe Imaz (Arnedo, La Rioja, 30-5-1974) es un exjugador profesional de tenis y un atípico entrenador conocido por acompañar a Novak Djokovic como guía espiritual.
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Marbella
Pepe Imaz: “Djokovic tiene amor, respeto y aceptación”
Nacho AlbarránDIARIO AS

¿Cómo llegó usted al mundo del tenis?

Nací en Arnedo. En casa había una pista de tenis y mi madre le daba clases a un señor. Yo siempre estaba ahí de niño. Y así empecé.

¿Y cómo llegó a ser jugador profesional?

Tuve que marcharme a Barcelona, porque en mi época (años 80) solo allí se podía enfocar el tenis a nivel profesional. Las escuelas y los grupos de competición estaban centralizadas allí. Con diez años me marché para allá. Me fui solo y me acogió Andrés Gimeno. Viví en su casa durante dos años, pero mi tenis fue creciendo y la infraestructura que él tenía ya no le daba para seguir acompañándome. Entonces me envió con Luis Bruguera (padre de Sergi), que empezaba con su academia. Desde los doce hasta el final de mi carrera seguí con él.

¿Porqué lo dejó tan pronto? Apenas estuvo tres temporadas en el circuito.

Con 18 años estaba entre los 400 mejores del mundo, pero sufría mucho. Mi situación era muy desgarradora. Mi padre había fallecido cuando yo tenía siete, después de haberse divorciado de mi madre. Me fui de casa porque quise, pero con un vacío y una necesidad de cariño grande. Jugaba porque me encantaba y porque recibía la atención. A nivel nacional la tenía. Mi ser emocional vivía de eso. Si ganaba recibía muchos caramelos y cuando perdía, ninguno, tampoco broncas. Pero era muy sensible y deseaba atención. Cuando no conseguía lo que esperaban de mí, me sentía culpable, frustrado, negativo… Eso empezó a destruirme y caí en la bulimia. Llenaba el vacío con comida y luego la rechazaba. Me negaba a vivir. Ahí vi que tenía un problema y empecé a buscar. Leí libros de psicología, pero el problema persistió. Fui a muchos psicólogos, pero nada, seguía con una falta de respeto hacia mí mismo enorme. Luego llegaron a mis manos otro tipo de libros, de autoayuda. Ahí me di cuenta de que necesitaba amarme. Así empecé a dar lo mejor de mí en el tenis. Los resultados mejoraron mucho. Pero con 23 años decidí que no quería continuar.

¿Y qué hizo después?

Estuve un año profundizando en mis carencias y arreglando cosas. Mi bienestar cada vez fue mayor, aunque tuve un problema serio de pareja, una relación en la que tengo miedo: no me abría al amor por temor a ser rechazado. En realidad, seguía sin amarme a mí mismo y por eso no podía amar. Sufrí más que con el tenis. Pero ahí me llegó el concepto de energía, amor, respeto y aceptación.

¿Y cómo surgió el proyecto Amor y Paz?

Me vine a Marbella con un amigo buscando cobijo. Lo que iban a ser unos días, se convirtieron en meses. Sin perspectivas, pero muy conectado conmigo, hice deporte, nada profesional. Hasta que algunos jugadores jóvenes que se enteraron de que lo había dejado me llamaron para saber si podía entrenarles. Estaban sufriendo y compartir mi experiencia les podía ayudar. Era un acompañamiento emocional sin ánimo de enseñar nada. Unos años después, en Puente Romano, surge la idea de hacer algo por los niños con dos perspectivas, la deportiva y la del ser. A veces nos olvidamos del niño en sí, que lo que más necesita es la energía del cariño. Así surgió esta escuela solidaria, Amor y Paz, donde compartimos con 60 familias esta experiencia. Los fines de semana hay parones en los entrenamientos para hablar de asuntos emocionales que pueden escuchar también los padres.

Jornadas con Marko Djokovic

Los días 9 y 10 de diciembre, Pepe Imaz y Marko Djokovic ofrecen unas jornadas para padres, jugadores y entrenadores en el Club de Tenis Puente Romano de Marbella. El reto: compartir experiencias.
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¿Qué actividades paralelas hay en la escuela?

Hay una parte académica, pero siempre con la idea de que los niños reciban respeto y tengan seguridad. El tenis es el tenis, pero ellos tienen que estar preparados para lo que les va a venir. Y muchas veces se les prepara solo para que todo salga bien. También hay un grupo de competición, de chicos entre 16 y 20 años que quieren ser profesionales. Son unos diez jugadores. También vienen algunos ya del circuito.

¿En qué le ayudó más Amor y Paz a Novak Djokovic?

Le vino bien a nivel profesional y personal. Cambió por dentro y también por fuera. Le hizo sentir muy bien. Es respetuoso con los demás, nada altivo, generoso. Y hacia él mismo ha cambiado mucho, hay más respeto y aceptación. Un bienestar mayor que hace que todo le funcione mejor y con más armonía. De ese modo, haga lo que haga se siente bien consigo mismo. Cuando empezó este camino siguió ganando y logró cosas que no había conseguido, como el título en Roland Garros. Estaba más tranquilo, pero cuando su cuerpo no dio más de sí con la acumulación de torneos, los Juegos Olímpicos… su rendimiento bajó y los resultados, también. La diferencia es que esta vez lo ha vivido con más aceptación. Mucha gente pensaría: ‘Tanto amor y pierde’. Pero no, porque por ese camino llevaba años ganando. Ahora acepta la situación, aprende de ella y la entiende. Llevaba nueve años sin parar, de diciembre a noviembre, y sin tener lesiones que le dieran un descanso. Eso pesa. Ahora con su lesión, sí o sí, va a descansar y eso le está dando mucha frescura.

¿Cómo está anímicamente?

Muy bien, porque es muy consciente de lo que le ocurre. Se ha pasado y ya está. Es una persona muy objetiva, muy despierta, muy abierta a aprender, sin obcecarse. Tiene las cosas muy claras.

Carlos Gómez: el nexo entre Pepe Imaz y los Djokovic

La relación entre Imaz y los Djokovic se gestó hace casi siete años, cuando Marko, hermano mediano de Novak, coincidió en un Futures de Grecia con Carlos Gómez Herrera. “Compartieron habitación y Marko estaba en un proceso desgarrador. Carlos lo había vivido y le habló de mí”, cuenta Imaz. Marko fue a Marbella y curó su depresión. Ahora trabaja en Amor y Paz. “Novak quiso conocer lo que había ayudado a su hermano. Así empezó el contacto, viajamos y él vino a verme a menudo. Se sentía bien”.
Pepe Imaz, Marko Djokovic, Novak Djokovic y Djordje Djokovic.
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Pepe Imaz, Marko Djokovic, Novak Djokovic y Djordje Djokovic.

¿Ya se entrena?

Con raqueta aún no. Está centrado en su recuperación, volcado en el aspecto físico. Y haciendo una terapia de descanso que le ayuda y le refresca. El objetivo es volver en enero para jugar en Australia.

¿Qué nos dice de su cambio de actitud en la pista, lo trabajaron?

Cuando uno se acepta, se respeta y tiene amor, lo puede compartir con los demás en cualquier situación. Como él se respeta, lo comparte con los demás.

¿Qué tal han ido las cosas tras la llegada de Agassi como entrenador?

Ellos han tenido una relación fantástica, una conexión muy buena. Están entusiasmados. Para mí ha sido maravilloso. Yo seguiré igual que hasta ahora, con el mismo papel.

Pepe Imaz, Jelena Djokovic, Novak Djokovic y Marko Djokovic.
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Pepe Imaz, Jelena Djokovic, Novak Djokovic y Marko Djokovic.

¿Está usted abierto a ayudar a otras estrellas del tenis?

No solo estoy con Djokovic. Deseo compartir lo que tengo con todo el que quiera. Estoy con Fernando Verdasco, Santiago Giraldo, Flavia Pennetta, Daniela Hantuchova, estuve con Pablo Andújar… Pero claro, lo de Novak se nota más de cara a la galería. Me llena mucho compartir sin ánimo de enseñar nada. También trabajo con personas fuera del deporte.

¿Qué le parece que le consideren un gurú? A Novak no le ha gustado nada…

Con Novak, más allá de la relación profesional, hay un cariño a la persona, por eso puede que le haya podido molestar. No sé bien lo que es un gurú, pero creo que no tengo nada de eso, porque solo comparto. No soy un maestro para nada. No enseño ni quiero hacerlo, solo comparto algo que después puede venirle bien o no a las personas.