Nadal es de acero: vence a Leo Mayer y ya está en octavos
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Rafa Nadal nos mantiene estos días en permanente congoja. Mal acostumbrados como nos tiene a verle dominar casi siempre, incluso fuera de su hábitat natural, la tierra, se hace extraño el sufrimiento que padece desde que empezó su andadura en el US Open. Aún no ha tenido un partido tranquilo. Esta noche tampoco. Ganó por 6-7 (3), 6-3, 6-1 y 6-4 a Leonardo Mayer, perdedor afortunado de la previa que se benefició de la “extraña” baja de Andy Murray (así la calificó Nadal), el día después del sorteo, para entrar en el cuadro final. Pero las sensaciones que transmite el balear aún no son buenas. Utilizando la nomenclatura de las notas de la EGB en los años 90, cuando un infante Rafael aún iba al colegio, necesita mejorar.
Y es que le costó un mundo doblegar al argentino, que no traicionó la oportunidad que le dio el destino y jugó con inteligencia hasta que le abandonaron las fuerzas. Muy buen sacador (12 aces), con una derecha más que interesante y tácticamente notable, desquició a Nadal con nervios de acero. Los que tuvo para soportar la presión de la superestrella española al resto. Se llevó el primer set en el tie-break, tarea complicada ante un jugador de la categoría de Nadal. Y levantó hasta 13 bolas de break antes de permitir que le rompiera el saque. Hasta ahí llegó su resistencia. El manacorí, de nuevo fallón, sin pegada y malhumorado, tuvo que recurrir a todos los mecanismos que desatan su furia, se metió al púbico en el bolsillo con celebraciones encendidas y el partido se le puso cuesta abajo.
A Mayer le tocaba capear el temporal, pero no pudo hacerlo porque su rival le cogió el tranquillo a un duelo que no había tenido nada de ritmo por virtud del albiceleste, que cambio alturas, recurrió con frecuencia al revés cortado y no se dejó amedrentar hasta que ya fue inevitable. Tras apuntarse el segundo set de forma épica con juegos larguísimos, Nadal barrió en el tercero y aceleró también en el cuarto ante un Mayer ya entregado.