Rafa Nadal tumba a Monfils y vuelve entre los ocho mejores
Nadal no pisaba los cuartos en un 'grande' desde Roland Garros 2015. Sufrió y ganó 6-3, 6-3, 4-6 y 6-4 y se medirá el miércoles al número tres, Milos Raonic.Nadal - Berdych en directo: Open de Australia 2019 en vivo
Rafa Nadal emite en Melbourne cada vez más señales positivas. Golpe a golpe y sin mirar atrás, a esos dos años de problemas, ya está en cuartos de final. Entre los ocho mejores, una ronda que no pisaba en un Grand Slam desde junio del 2015, cuando perdió con Novak Djokovic en Roland Garros. Lo hizo tras liquidar a Gael Monfils en cuatro sets, por 6-3, 6-3, 4-6 y 6-4 en 2h:55. En cuartos le esperaba ya Milos Raonic, tercera raqueta del ránking, que aprovechó el cansancio de Roberto Bautista y el cierre del techo de la Hisense Arena, lo que favorecía sus tiros, para ganar por 7-6 (6), 3-6, 6-4 y 6-1.
Esas señales que lanza Nadal partido a partido calan ya en el vestuario. No es un espejismo. Florian Mayer y Marcos Baghdatis fueron conejillos con los que afinar su derecha y su saque. Luego llegó Alexander Zverev, 19 años y proyecto de número uno, y exhibió la fortaleza necesaria para fundirlo en cinco sets, cuando los tres últimos partidos que había disputado a esa distancia agónica en Grand Slam los había perdido. Hoy tenía otra prueba, la de tumbar a un top-ten y romper una racha negativa de cuatro derrotas frente a uno de los diez mejores. Y cayó el seis del mundo. Tocó sufrir después de que el francés le robara el tercer parcial y lo aceptó.
El duelo de treintañeros era también un choque entre viejos conocidos (12-2 para el español). También un cruce que midió la ambición de uno que quiere sumar otro 'grande' a su cuenta de 14 y otro que parece haber alcanzado su techo tras entrar el año pasado entre los diez mejores del mundo. Con Andy Murray y Novak Djokovic en su casa, Nadal sabe que la oportunidad es única. Y no la dejó escapar.
Monfils exigió templanza, porque es imprevisible. Apoyado otra vez en su servicio (72% de puntos ganados con primeros y 63% con segundos), Nadal se fue a la red cuando le hizo falta (12/19) y sacó su drive para resolver los rallies cuando tocó. Fue a la vez ariete y muralla. Serio, sin exhibiciones atléticas como las que se permitió de cara a la grada el elástico Monfils, un tenista plástico y espectacular, pero sobre todo irregular y de rachas.
Tras el 2-0, llegó el suspense. Monfils comenzó a arriesgar de verdad (64 errores no forzados por 52 winners y 10 dobles faltas acumuló) y logró un break en el tercer set en cuanto Nadal bajó medio punto su nivel y cometió algún error. El francés se tocaba con el índice la sien y pedía calma. "Esto no ha acabado", parecía decir. Llegó incluso a ponerse por delante en la cuarta manga (2-4), pero entonces volvió a despertar la bestia, que encadenó cuatro juegos y respiró. Le espera Raonic, número tres del mundo con el que ya se ha enfrentado este año dos veces. Ganó en la exhibición de Abu Dhabi y perdió en Brisbane. Pero en Melbourne se juega a cinco sets. Territorio Nadal, donde vuelve a disfrutar en la agonía.