Rafa Nadal inicia la defensa del número uno ante David Ferrer

Cuando el cortesano Novak Djokovic firmó ‘Alleeezz París’, ‘Vamoooss París’, en la cámara de pista de la Philippe Chatrier, entre la satisfacción general del buen pueblo de París, ese ‘Alleeezz’ enmascaraba un retorcido desafío para Rafael Nadal Parera. Djokovic acababa de despachar en tres sets a Milos Raonic, tras juguetear con el gigantón canadiense. Djokovic ya era semifinalista. Y el pase a semifinales en la corte de la Chatrier del serbio, cortesano de París, provoca que, a partir de hoy mismo, el citado Nadal Parera, tenga que alzar su noveno trofeo de Roland Garros, este domingo, en el caldero de la Chatrier… si es que Rafa Nadal desea mantener el número uno del mundo, ‘C’est la vie’.

Dicho de otro modo: Nadal cederá el liderato mundial en favor del ovacionado serbio si pierde alguna de las tres citas que aún le pueden quedar en este Roland Garros: la primera, hoy mismo, en cuartos ante David Ferrer: reedición de la final de 2013 en el segundo turno de la Suzanne Lenglen. Ahí regresa el campeón porque la Chatrier programa el Monfils-Murray. Y París bulle en complacencia ante el suceso presentido: que el rey Nadal se siente en el banquillo de los perdedores, algo que sólo ha ocurrido una vez desde 2005…

Nadal ha perdido dos de sus tres últimos cruces con un Ferrer que pasó las dos últimas rondas en la Lenglen, más árida y rápida que la Chatrier. “Rafa ha ganado aquí ocho veces… a todos les llega la hora. No se puede ganar siempre: le noto preocupado, como triste (‘upset’). No sé sí es por la espalda o por una sensación extraña”, analiza John McEnroe. En París, en la Lenglen y ante Ferrer, una sombra negra (más bien rojiza) cae sobre Rafael Nadal Parera. Pero a esa sombra, la sombra del Destino, le toca mecerse en la mano del ocho veces campeón de Roland Garros…