La Opinión

Y encima viene el City…

Me imagino a mis teóricas estrellas mediáticas y galácticas jugando a la Play y subiendo a TikTok bailes presuntamente rítmicos. Este Real Madrid no juega a nada...

MADRID, 07/12/2025.- El delantero del Real Madrid Kylian Mbappé se lamenta tras una ocasión fallada, durante el partido de LaLiga de fútbol que Real Madrid y Celta de Vigo disputan este domingo en el estadio Santiago Bernabéu. EFE/Sergio Pérez
Sergio Pérez
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Un Madrid bipolar. Cada vez entiendo menos a qué está jugando el Madrid esta temporada, plagada de arenas movedizas y de trampas ratoneras que impiden a la afición tener siquiera dos días seguidos de felicidad y buen rollo. La conquista de San Mamés fue un simple espejismo. Nos engañaron a todos. Como sigo teniendo la mentalidad de un niño me he pasado varios días soñando con un equipo que saldría al campo en su regreso al Bernabéu, tras 36 días de obligado destierro, con hambre para enamorar a la grada con un fútbol de vértigo. El famoso rock and roll anunciado y nunca ejecutado. En mi afán por creer que los niños siguen viniendo de París me imaginé que el Bernabéu sería una fiesta, con Mbappé metiendo goles de museo, Vinicius regateando celestes como si fueran conos y Bellingham llegando de segunda línea con la fuerza de un dragón de mil cabezas. Pamplinas. Soy un perfecto estúpido. En mis tiempos el fútbol se vivía con pasión en las gradas y los jugadores se contagiaban de esa ilusión colectiva. Pisaban la calle y sentían el calor del pueblo vikingo. Pero ahora viven en una realidad paralela, en un mundo tan frío como esterilizado de emociones. Los dos días libres que les dio Xabi para premiarles por el gran triunfo de Bilbao los desconectó en vez de incentivarles para salir como motos ante ese Celta de Giráldez que juega con valentía y sin miedo a nada. Mientras yo soñaba con una goleada arrolladora para diseñar el asalto al City de Guardiola me imagino a mis teóricas estrellas mediáticas y galácticas jugando a la Play, subiendo a TikTok bailes presuntamente rítmicos y gozando de un nirvana que esconde una cruda realidad. Este Real Madrid NO JUEGA A NADA...

Falta de líderes. En los últimos años se nos han ido yendo casi todos los referentes que hicieron de este equipo el indiscutible Rey de Europa. Primero se fue Pepe. Luego Cristiano. Siguieron Sergio Ramos y Marcelo. Añadan a Casemiro, Kroos, Benzema, Modric, Nacho, Joselu, Lucas Vázquez... ¿Quién pega ahora un grito en el vestuario que los ponga a todos con las orejas tiesas? El único que veo con autoridad para eso es el gran capitán, Dani Carvajal, pero estaba en la banda, de paisano, alentando a su tropa sabiendo que estaban tirando media Liga. La prueba de lo que estoy diciendo es que Tchouameni fue el mejor del equipo, lo que refleja la nochecita del resto. Hasta el minuto 65 y 11 contra 11, paseando por el prado sin romper a sudar. Con la roja a Fran García y todo en contra, hicieron clic y no pararon de correr y luchar como fieras. ¿Era necesario tirar una hora de partido con todo lo que había en juego?

7 de diciembre. Lo peor es mirar qué sucedió en otros partidos jugados en este día. No olvido un Clásico en el Bernabéu (7 de diciembre de 1996) con un estadio enardecido y una actuación coral del equipo de Capello sellada con un golazo de Mijatovic. por entonces azulgrana, se vio engullido por el Bernabéu y por Hierro, que fue un titán atrás. 2-0 y noche feliz. Como fue la del 7 de diciembre de 1985. Hace justo 40 años. También fue el Celta el rival. Ganó el Madrid 4-0, con goles de Hugo Sánchez (2), Juanito y Santillana. Cuatro días después eliminaron al Borussia Mönchengladbach con una actuación memorable e inolvidable (4-0). Aquel Madrid tenía corazón, orgullo y mucho fútbol. El de hoy es un Madrid moderno, con chavales más modernos todavía y con una sala de máquinas que carece de un regista que dé sentido al juego.

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A por el City. Como no tengo arreglo, vuelvo a pensar que vamos a vivir una gran noche ante el City de Guardiola y que vamos a disfrutar por fin con esta tropa que necesita quedarse con diez para honrar la camiseta...

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