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Xavi gana contra su libro de estilo

A contra estilo. Debe ser extraño tener éxito haciendo algo contra tu filosofía de vida. Si es fútbol, sin embargo, todo es más sencillo. “Aquí (en el Barça), además de ganar, hay que jugar bien. Por eso es el club más difícil del mundo”, ha dicho siempre Xavi, como jugador y como entrenador. En Son Moix, sin embargo, el Barça volvió a ganar haciendo un partido muy flojo, como pasó frecuentemente al final de la temporada pasada y como también, y pese a los imponentes refuerzos que ha hecho, está ocurriendo este curso. A Xavi, realmente, volvieron a salvarle los números. Batió un récord de Zidane. Lleva 18 partidos sin perder lejos del Camp Nou. De hecho, desde que se sentó en el banquillo no ha perdido a domicilio en LaLiga. Pero de este Barça se espera más. Estuvo perezoso en la primera parte y en la segunda fue muy poca cosa. Le salvó el partido Lewandowski como, ya en la era decadente, le salvaba Messi. Pero eso no responde a una nueva época y en Mallorca, con Ter Stegen, Piqué, Alba y Busquets en la primera foto, hubo un momento en el que era difícil discernir si era el Barça pospandemia (que jugó su primer partido en Palma); el que ganó 0-1 con gol de Luuk de Jong la temporada pasada o, realmente, el equipo nuevo que se esperaba este verano.

Números. Los del Barça en LaLiga son indiscutibles. 19 goles a favor, uno en contra, y líder provisional a la espera del Madrid-Osasuna de esta noche. Otra cosa es el juego. Salvo cuando ha tenido espacios para galopar con Raphinha y Dembélé, ha sido un equipo con muchos problemas en la creación. A los centrocampistas se les está viendo poco: Gavi choca más que juega, algo que no sucede en la Selección, donde demuestra más fútbol: y Busquets y Pedri no terminan de gobernar los partidos. Al Barça, de momento, parece bastarle con lo que está haciendo. Pero eso no fue suficiente en Múnich y vienen curvas. El Barça redondo que espera Xavi todavía no está aquí, pero el proceso es más sencillo con victorias porque ganando también se aprende. Eso sí, a dos semanas del Clásico, el Barça va a tener que mejorar a velocidad de vértigo para comparecer en el Bernabéu como un equipo creíble. En Mallorca hubo poquísimas cosas que rescatar. Sólo la comprobación de lo fácil que puede parecer el fútbol con jugadores como Lewandowski, que convirtió una jugada en la que no había nada en un gol que valió tres puntos. Eso impresiona. Pero el Barça ya comprobó con Messi que eso no es suficiente cuando llegan los días grandes. Mejor que Xavi se encuentre con su libro de estilo.