Vinicius encuentra su kriptonita en Araújo
El Clásico más extraño en mucho tiempo, y uno de los más decepcionantes que se recuerdan, dejó confundido al personal. Ganó el Barça con un gol casi cómico y un modelo de juego que estuvo en las antípodas de lo que Xavi pregona. Perdió el Real Madrid y su entrenador, Carlo Ancelotti, elogió el alto porcentaje de posesión del equipo, aunque ese dato no se tradujera en ocasiones, ni en nada parecido. El Madrid no dirigió ni un tiro a puerta en todo el encuentro. Desde que las estadísticas toman nota de estos asuntos, jamás le había ocurrido en el Bernabéu.
Así que Xavi fue mourinhista por un día y Ancelotti, guardiolista. Cosas del fútbol, que no hay quién lo entienda muchas veces. Detrás de la retórica post partido de los dos entrenadores, quedó un resultado que coloca al Barça en una buena posición para afrontar el partido de vuelta en el Camp Nou, el 4 de abril. En términos futbolísticos, falta una eternidad para ese encuentro.
No impresionó el Barça, pero su defensa estuvo impecable. Le evitó cualquier problema a Ter Stegen. Ayudó el Madrid, paralizado en los últimos 25 metros, sin juego por dentro y tampoco por fuera. Al recurso de los centros, los centrales del Barça, con Marcos Alonso en primera fila, respondieron sin una fisura. El reconvertido central se hartó de cabecear y despejar. Pero entre todos los zagueros ninguno destacó más que Araújo, en su habitual papel de marcador de Vinicius.
Araújo es la kriptonita andante para el extremo brasileño, que puede con todos los laterales que le salen al paso, pero no con el gigante uruguayo. Vinicius no logra tirar esa pared y comienza a dar señales de frustración, como si Araújo se le hubiera metido bajo la piel. El asunto no afecta sólo al rendimiento del extremo, sino a todo el equipo. En el último año y medio, el Real Madrid se ha favorecido de la fórmula más sencilla y eficaz posible. En caso de duda, balón a Vinicius. Si no había duda, también.
Sostenido por su velocidad, su increíble capacidad para repetir esfuerzos explosivos y su incontestable claridad -tan contestada anteriormente-, Vinicius es una mina para el Real Madrid, en los partidos fáciles y en los difíciles. El de Anfield explicó punto por punto lo que supone este jugador para el equipo. Con Araújo, el panorama cambia. En la mayoría de los enfrentamientos, se ha impuesto Araújo. En el del jueves, también.
El Madrid no encontró alternativas a su repentina dependencia de Vinicius. Repitió su actuación frente al Atlético. Dos semanas después de su pletórica exhibición contra el Liverpool, ha perdido gas, parece adocenado, sin energía. Llevó la pelota bien hasta los tres cuartos y allí se evaporó. Le cabe el mérito a la férrea defensa del Barça, aunque costó digerir su repentina italianización. Fue un catenaccio puro y duro.
Con tantas victorias por 1-0 -ningún equipo europeo le supera en este registro-, el Barça empieza a presumir de pragmatismo. Quién lo diría, pero en las competiciones domésticas -Liga y Copa- le salen los números y al club le acosan las urgencias, a la espera del regreso de Pedri, Dembélé y Lewandowski. Titularísimos es poco para lo que representan ahora mismo en el equipo.
El Madrid sale de febrero con señales contradictorias. Arregló en Anfield la eliminatoria y entusiasmó al personal, pero frente al Atlético y el Barça tuvo un aspecto revenido. Qué temporada más rara la del Madrid, del cero al infinito y del infinito al cero, en ocasiones en un mismo partido, como sucedió frente al Villarreal en la eliminatoria anterior, péndulo que invita a una inesperada incertidumbre.