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Qué locura de equipo. Ser del Madrid es saber que vas a vivir noches mágicas en el Bernabéu que son carne del ‘Cuarto Milenio’ de Iker Jiménez. Un estadio que se convierte en un bosque embrujado, cuyas sombras acaban devorando a los rivales hasta engullirles. Con 0-2 al descanso y con muchas dudas a cuatro días del Clásico, cualquier otro equipo habría sucumbido de mala manera. Pero el Bernabéu sabe esperar su momento. Todos sabíamos que cuando llegase el 1-2 se encenderían todos los interruptores de la locura. No le busquen explicaciones futbolísticas ni científicas. Todos sabemos que va a pasar. Y pasa. Una y otra vez. Un maravilloso déjà vu. Sahin cayó en las redes del misterio y cuando quitó a un delantero para meter a Anton el madridismo olió la sangre. Pánico en el estadio. Sahin estuvo aquí una temporada y conoce el secreto de la bendita locura. Y en ese contexto digno de un diván infinito, Antonio Rüdiger (nuestro loco favorito) emergió en el cielo de Madrid para reventar la red del Borussia y desatar la juerga y el ‘todo incluido’. En estas remontadas todo es imaginable. Puede suceder que un día veamos a Houdini quitarse las cadenas bajo el hipogeo del césped, o a Hulk cantando el himno de la Décima. Por eso a nadie extrañó que cayeran cinco y que ninguno de ellos fuera de Mbappé. Kylian debe entender el camino. Ser menos elegante, menos políticamente correcto. Debe asumir ser más irreverente, más revolucionario, más loco... El 5-2 final fue la plasmación de este equipo de autor al que en el descanso muchos (incluidos madridistas) querían fusilar. Mis colegas ya buscaban sustitutos para Ancelotti, para Lucas, para Mendy... Ni idea. No terminan de conocer al amor de su vida. Es el ‘jodido’ y maravilloso Madrid.

Vini es de oro. Hace seis años se mofaban de él y era carne de memes. Ahora es el mejor futbolista que pisa la Tierra y es capaz de dibujar en media hora de fantasía desatada un hat-trick imperial, de esos que se recordarán durante muchos años. Vinicius se echó la remontada a sus anchas espaldas y con tres goles dio formato a una manita de esperanza y de confirmación de su enorme valía. El lunes recibirá en París su primer Balón de Oro. Y los que te quedan, crack. Te queremos, máquina. Baila, Vini, baila.

Grande ‘Cafucas’. Lucas sabía que en los dos goles del Borussia pudo hacer algo más. Pero su temperamento ganador, su fortaleza mental y su orgullo gallego le hicieron dibujar un segundo tiempo reivindicativo y excepcional, encumbrado con un golazo, el del 3-2 que era decisivo, con una acción de genio. Logró ‘convencer’ a un alemán para que le tirase una pared y consumase el gol del delirio con un derechazo a la escuadra de Kobel. Lucas se tocó su brazo para demostrar su sangre blanca. Enorme ‘Cafucas’.

Honor a Luka. De Lucas a Luka. Modric fue titular y dio sentido al juego del equipo, dio equilibrio y tras el descanso lideró el arranque de la remontada dibujando el 2-2 antes de que Ancelotti le diera descanso, espero que para que repita titularidad el sábado ante el Barça. Modric sigue disfrutando de la vida y del fútbol en el Bernabéu, que le amará hasta el fin de los días. Queda Luka para rato.

A por el Barça. Ya se lo avisé ayer a un estudiante de Periodismo de la Complutense que iba con una camiseta de Rivaldo. “Tu Barça tiene mérito, pero el Madrid es inevitable”. Los culés ya se huelen lo que va a pasar. Ganará el Rey de Europa.

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